19/12/19

De lo que toca hoy.

Hoy he suprimido tres borradores que tenía en el blog. Un relato que se quedó a medias y, después de volver a leerlo, no me ha motivado para continuar y otros dos donde contaba algúan día en el que empecé a escribir, sin venir a cuento, y alguien los interrumpió. Como hoy, que estoy escribiendo sin saber que voy a contar. y seguramente, (ya ha pasado aunque tú no lo sepas) tendré que interrumpir lo que escribo por que algo mas urgente, o mas importante, reclama mi atención. 
Hoy el día es una mierda. Voy a empezar, de hecho ya lo he hecho, a contar una serie de estupideces que no vienen a cuento, como el día que hace. Es un día gris, de esos que solo le vienen bien a los edificios con
fachadas de colores brillantes. O a los coches de nos dan la espalda con su poquita de agua brillando en las luces rojas como clubs de carretera. Los días grises solo quedan bien a la gente que es capaz de poner colores en su vida. Pero yo, hoy, llevo vaqueros, una camisa azul clara y un jersey azul marino. (Muy yo, vamos.) Y no tengo nada que desentone con el gris. Nada  para hacer que este post tenga algo de brillo.

Está bonita la lluvia en los cristales. Como perlitas brillando que de vez en cuando se unen para rodar por el cristal. Estrellas fugaces en miniatura. ¿Podremos pedirles desea a las gotas de lluvia? Yo, por si acaso, ya le he pedido varios. Entre otros, ese tan vulgar que en estas fechas se multiplica: Que me toque la lotería. La paz mundial, el fin del cambio climatico o que mi vecina empiece a usar zapatillas en vez de taconazos, lo dejo para julio, cuando las Perseidas salen a pasear. 
Está bonita la lluvia en los charcos. Saltimbanquis en camas elásticas. Un doble mortal para unirse con las hermanas, para formar mucho mas que una duda. Por que una gota solo es una duda, un mirar al cielo y buscar un gorrión cercano, una paloma, pero varias es un alivo, es lluvia. Y a veces la lluvia puede ser un coñazo pero los charcos... ¿quién no ha disfrutado de ellos? Y solo necesitamos desprendernos de algunas estupideces, como los tantos años que nos cubren, para volver a hacerlo.
Está bonita la lluvia en la cara. Y que nadie sepa si lloras o estas empapado. Aunque los ojos suelen delatarte pero entonces... también podemos tirar de paraguas. Cubrirnos, no de la lluvia, si no de las miradas. 

Está bonita la lluvia. Pero yo estoy deseando que salga un sol de esos que trabajan como profesionales y te dejan la piel cordobán. 

10 comentarios:

  1. Te digo que has escrito una maravillosa y romántica entrada. Un canto a la lluvia y al so al que yo también prefiero a pesar de ser de lasersonas que Le pongo colores vivos al gris.
    Un beso.

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    1. Gracias Tracy, pero a esta entrada le hace falta un retoque bastante profundo para que sea algo medianamente decente. (Y había pocas ganas.)

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  2. Te deseo que la navidad esté llena de magia y amor para ti y pases unas Felices Navidades y Feliz año 2020.

    Besos.

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    1. Eso sin son buenos deseos y no lo que hago yo que los desperdicio con los tacones de mi vecina.
      Gracias Maria Dorada, que pases también unas Fiestas estupendas y que te regalen cosas que te hagan muy feliz.

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  3. No te siento en absoluto gris, Bubo. Como tampoco lo es esta entrada, que siento más azul (como tu ropa), como el agua, como la melancolía...
    Claro que se pueden pedir deseos a las gotas de lluvia. Otra cosa es que ellas puedan cumplirlos, jaja, pero en el hecho de desear ya hay un primer paso para que ocurra eso que queremos que suceda.

    Besos

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    1. Sería una vida muy aburrida sin deseos.
      Besos para ti también.

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  4. Por aquí en el Noroeste la lluvia y el viento es una presencia tan implacable desde hace dos meses que tan siquiera el hecho de ponerle nombre a los temporales, que tiran árboles, cornisas y hacen subir las olas en la playa a más de 9 metros de altura, dulcifican nuestras sensaciones.

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  5. Ya me cansé de lluvia viendo la pelicula: El guardían invisible, así que estar en el norte mas de una semana lo veo imposible.

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  6. Algunas historias no son más que el lastre que nos negamos a dejar atrás.

    Saludos,

    J.

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  7. Muy cierto. Yo admiro mucho un verso de "Los Secretos" en el que confiesan quemar todos los poemas anteriores. Para alguien con el Síndrome de Diógenes latente es casi imposible.

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