15/5/17

El acordeón.

El acordeón tenía un nombre con letras extrañas. Quizá era checo. No sé. Si recuerdo al tipo, muy rubio, casi alvino. Tocaba entre las mesas, despacio, como si se hubiese parado el reloj. Caminaba lento y su música la acompañaba entre el bullicio de la plaza. Yo esperaba en la terraza con una CocaCola que ella se acercase del tanatorio. No me apetecía entrar y ver gente triste. Cuando llegó a mi lado traía los ojos rojos. Alguien le había contagiado sus llanto. Me levanté y le retiré dos lágrimas de su mejilla. La cogí por la cintura y entre las mesas bailamos aquella música lenta…

…y su sonrisa acompañó al acordeón checo por la plaza.

(Este es un micro de hace años. Uno de esos que traen malos recuerdos, pero buenas sensaciones. Hoy lo he recordado, quizá por la fecha, y lo he rescatado para dejarlo por aquí.)

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