31/5/15

Equilibrista de bordillo.
















Voy dando pasos cortos.
La mayoría certeros.
Pero siempre hay uno
que me desestabiliza.
Agito las manos.
Vuelvo a recuperar el equilibrio.
Tú sigues mirando.
A veces alargas un brazo
y me apoyo en él
para no caer.
Otras... lo rechazo.
(El orgullo me puede.)
Y quiero seguir por la cuerda
del bordillo como un equilibrista.
Digno sucesor de los Bordini.
Un batacazo mortal
de diez centímetros.

Una calzada gris que, de volver a pisarla,
me dejará allí,
sin retorno a la seguridad
del acerado.

Tú... Hace un rato
que no miras.
Que te cansaste de seguir
mis equilibrios.
Que no me prestas tu brazo.
Ya ni si quiera temes mi caída.
Los dos sabemos que
si vuelve a ocurrir
no habrá mas equilibrios
a tu lado.
(Quizá por orgullo, o vergúenza.)
Me quedaré en el alquitranado.
Sin retornar.
Giraré la cabeza para
despedirme mientras cruzo.
(Confiando en que me atropelle un coche.)
Para caminar del otro lado,
a seguir como equilibrista del bordillo.
En la acera contraria
y en dirección opuesta.

3 comentarios:

  1. Los orgullos a veces estorban, me gusta la imagen que has puesto, se diría una equilibrio perfecto, entra la noche y el día,

    Besos.

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    1. Los equilibrios perfectos son difíciles de llevar, pero vamos.. yo me voy conformando con trastabillear poco y no darme hostiones.
      La imagen está genial. Buscaba otra pero esa me encantó y... ahí esta. (Me gustaría saber de quien es pero no tengo ni idea.)

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  2. Rara vez existe el equilibrio,todo es caos.La cosa es que se vaya sobrellevando y todo quede bien aunque nunca termine de encajar.En dibujo pero es como "Oniria e Insomnia"¿Te he liado?Ya sabes que soy enrevesada jajjajajaUn abrazo y que vaya lo mejor y si hay red o arnés pues no va mal tampoco.

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