Los compañeros se siguen extrañando de que no esté dando cabezazos a alguna de las múltiples columnas que tenemos en el trabajo. Se nos presenta uno de esos episodios, que no por reiterados en los últimos años, es menos dramático.
Mirad, les digo, estos, los jefes, lo que nos van a hacer es cambiarnos la vida y primero nos lo tienen que decir. De echo, nos enviaran una carta para comunicarlo, quince días antes como poco. A ellos no los quiero. No son nada en mi vida, ni mi familia, ni la madre de mis hijos, nadie importante. Además, si quieren fastidiarme solo lo pueden hacer en horas de trabajo, ni en mi casa, ni cuando estoy con mi hijo, ni haciendo las cosas que normalmente me gustan, ni siquiera pueden prohibirme nada. Y por su puesto, estos, no me van a dejar la casa hecha un asquito llena de sangre. Estos, todo lo más me rompen el ritmo. La vida no me lo joden.
una actitud muy positiva!!
ResponderEliminarY es que para joderse la vida nada como hacerlo uno. ¿Para que necesitas que venga nadie?
EliminarNi se lo merecen
ResponderEliminarUn abrazo
Otro para ti, Alis.
Eliminarjo...ya...deberían no poder joderte más allá de tu horario de trabajo. El problema empieza cuando ese horario es alterado o el día de "Santa nómina" llega cada mes más tarde, de ahí sí que no puedes escapar
ResponderEliminarNo, si que te joden, te joden. ¡Fijo!
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