9/10/19

Loli

Gime y lagrimea. Cuatro brazos la aupan de un sillón donde ha estado las últimas dos horas.
- Venga Loli, venga. Levanta el culete que hay que moverse un poco.
Le dice un hombre mayor que la sujetas. La chica que le ayuda coloca un cojín de un lado a otro en la silla de ruedas que se mueve un poco. A Loli, lo único que se le entiende, es un "no" repetitivo. Como si levantarla de su ataud/sillón fuese la peor de las condenas, como si le diese igual morir en la silla de ruedas o en el desgastado sillón azul, como si le diese igual morir agarrada a uno de los barrotes de su cama o en mitad del paseo, en cualquier sitio siempre que no la obliguen a moverse, a sentir. Por que ella solo siente dolor. Y ni las pastillas ni las inyecciones la dejan tranquila. Para eso está su marido. Es él quien siento por los dos. Sus dolores, su congoja, su pena y su rabia. Es él quien siente y  por eso cuando le habla lo hace como si fuese una niña pequeña. Por que él si siente y aún intenta recordarle que la quiere.

4 comentarios:

  1. Todos los días veo a mi vecino que lucha con esa su "Loli" ; es ahora en estos tiempo tan duros para él, cuando en su mirada le veo más amor que nunca por ella, quizás por su mal caracter antes jamás lo había vestido de tanta ternura y paciencia
    la verdad me da ternura y pena a la vez , pues Carmela , ahora ya ni cuenta se dará ... o sí de cuanto la ama, de cuanto la amó .. cuando eran tiempos de cólera

    un beso

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    1. El amor, la responsabilidad, la querencia, sea lo que sea son personas dignas de admirar. Quizá no han sido ejemplares pero el apego a su pareja es envidiable.

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  2. Conmovedor texto, Bubo

    Me recuerdas muchas historias en que tan diluida está la vida de quienes están enfermos como prisionera es la de quienes los cuidan. Legalmente estamos obligados a perpetuar situaciones en que lo último que importa es cómo se siente el paciente, y emocionalmente es difícil, casi imposible, dejar ir a quien en realidad hace mucho que dejó de estar.

    Besos

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    1. Creo que a veces es la inercia, o esa responsabilidad que te obliga a seguir a su lado.
      Desde luego, la despedida se hizo hace mucho tiempo. Cuando se vaya ya solo quedará organizar de nuevo tu vida.

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