23/3/16

Costalero.

Pone la televisión. Un canal, otro, otro mas. 
- Mierda, mierda, mas mierda. - Va diciendo mientras cambia la pantalla y pulsa el mando. 
Y entonces se para. El televisor le devuelve una imagen conocida. Es una reposición, quizá de hace años.  Mira el mando, la tele, de nuevo el mando. El dedo está en la posición justa para cambiar al siguiente canal, pero no es capaz. No tiene la voluntad de cambiar. Una banda de cornetas se cuela en el salón de la casa y el rostro se le contrae. El Cristo de la Buena Muerte sale a pantalla completa. ¿Cuantas veces le habrá pedido que se lo llevase estando en la cama de aquel hospital? Pero no. No quiso hacerle caso. Y ahora, cuando ya renegó de él se aparece en su casa, con toda la parafernalia. Casi como un ladrón para robarle la voluntad de seguir pasando canales. 
- Tururúúúúú tururúúúúú
Las cornetas siguen sonando en su casa. Se echa sobre la mesa, con el dedo aún la tecla de adelantar canal, 
- Tururúúúúú tururúúúúú
Abre los ojos que empiezan a lagrimear. Apunta con el mando a la televisión. Sigue sin presionar el botón. El Cristo continúa con su andar pausado. Y el recuerda que no hace tanto que estaba bajo sus andas. Con sus piernas, esas que ahora no sabe donde están. 

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