13/4/15

La petición.

Aún le daba vergüenza entra en una farmacia y comprar condones. Pero cuando aquella chica le pidió un encargo especial para disfrutarlo juntos al día siguiente no se negó. Llevaba veinte minutos delante del Sex Shop y seguía sin atreverse. Por fin se arregló el atuendo que llevaba y entro como una exhalación en la tienda. Su decisión lo llevó a plantarse delante del dependiente y pedir exactamente lo que quería. Detrás del mostrador le atendieron rápidamente. Colocaron su pedido y dieron un paso atrás. Lo recogió, le dio las gracias y salió con la misma decisión con la que había entrado. 
Una vez en la calle pensó que no había sido tan difícil. 
Fuen entonces cuando se quitó el pasamontañas y guardó el revolver.

8 comentarios:

  1. Estupendo y hasta me has dado una idea para futuras situaciones de compromiso ineludible.

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    1. Es que un revolver bien cargado facilita mucho las cosas.

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  2. yo no se que tanto miedo o reparo tiene la gente en entrar a un sexshop.... mañana mismo voy yo con una amiga xq a ella le da yuyu ir sola, para cosas de despedida de soltera.... vaya tela.....

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    1. A mi se me quitaron todos esos miedos hace tiempo pero te reconozco que si los tenía antes. (Y por antes no te digo cuando era joven, te hablo de hace seis años.)

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  3. es el revolver o es que te alegras de verme?
    Grande Bubo!

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    1. ¡Me alegro de verte!
      Ultimamente salen pocos de estos.

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