30/9/14

El gato.


Lo peor no es que el gato me interrumpa y pise el teclado una y otra vez, lo peor es sus micros son mejores que los míos. 

29/9/14

...

Para tener mariposas en el estómago antes hay que comer capullos.

Bubo dixit.

Lisboa.

A Lisboa hay que ir, al menos, una noche. Dormir en la Pensão São João Da Praça y comprar vino barato en la bodeguería de enfrente. Dejarse follar por una portuguesa bajita que hable rápido. Y enamorarse de ella para toda la vida. De la portuguesa y de Lisboa. 
Después... como un mal amante, salir corriendo por la mañana. Porque si te tardas... ¡estás perdido! 


28/9/14

No te enteras.

Se despertó maldiciendo a Dios. Apagó el despertador que marcaba las seis y un minuto. En la misma pantalla podía ver el día: Domingo. Se levantó despacio, con parsimonia e inició un lento peregrinaje a la ducha con parada en el armario. 
La radio empezó a sonar con una melodía lenta. El agua caía templada, agradable y tocándose la cruz que le colgaba del pecho empezó a reconciliarse de nuevo con el creador. Un café terminó por despejarlo del todo y antes de salir a trabajar se despidió de los suyos con besos que solo entraban en sus sueños. 
Cogió la bicicleta y bajo las escaleras. Aún no veinte metros pedaleando cuando un chaparrón empezó a caer. Entonces miró al cielo, se agarró nuevamente la cruz del pecho y gritó: ¡Es que no te enteras! 


22/9/14

Quince minutos.

He decidido escribir el post en menos de quince minutos. Es lo que tengo para salir corriendo al curro, bueno... en bici. Es el tiempo que tengo para que el Ipod se cargue al menos un poco y poder subir la cuesta con música. Quizá... quince minutos es mucho, quizá sea algo menos porque la taza de café me mira pidiendo un poquito de agua, no que la friege, para eso no tengo tiempo, pero al menos si un aclarón. En ese tiempo debería saber como estoy, o como quiero estar, o... el caso es que voy escribiendo sin pensar mucho. (Irenpower si encuentras una o siete faltas no me lo tengas en cuenta.)
Es lunes, es un puto lunes, pero hoy toca ponerle algo de esperanza a este día. Le tengo ganas. La semana pasada fue un precalentamiento de lo que podemos llegar a hacer con el año, una toma de contacto. Esta semana es de las importantes, en las que toca consolidar que es lo que vamos a hacer. Esta y sobre todo las dos primeras de octubre. Ahora toca ponerse un poco las pilas, sentar cabeza, aunque esta parece que más que sentada lo que está es recostada y con los pies encima de la mesa. El problema es cuando decide ponerlos en las nubes y ya la volvemos a liar.
¿Quince minutos dije? Creo que no llevo cinco y me está entrando regomello. La taza sigue mirándome mal, la bicicleta en el techo está pidiendo que le de jarana, que luego me quejo que pesa más de la cuenta y que cambia mal y que no sube como las de los ciclistas a los Lagos de Covadonga. El ipod es el único que no se queja, estaba frito. Llevo varios días queriendo cargarlo y siempre lo olvido. De hoy no pasa. Y en eso estoy. Pero el reloj vuelve a marcar otro minuto más y creo que esos quince que me propuse al principio son muchos. Eso por no contar el tiempo que me va a llevara poner la etiqueta de "El otro día", publicarlo, apagar el ordenador, que el pobre me coge unos calentones que ni un adolescente viendo porno. El caso es que al menos diez, ya lleva. ¿Se habrá metido la suficiente carga para llegar al curro escuchando algo decente? Que esa es otra, como empiece a sonar alguna canción lenta y pastosa en plena cuesta... ¡Me mata! Un rock, un heavy, si me apuras incluso alguna chorrosa de esas que mete mi compañera Raquel en plan flamenquito, pero como me toque otra de esas de dormir... ¡Muero!.

Hostia... faltan tres minutos para los quince. Que no, que lo deje que esto ahi que cerrarlo.

Prometo que el próximo será menos chorroso que este. O quizá no.

21/9/14

Chaparrón.

Hoy es de esos días en que apetece un chaparrón. Uno de esos buenos, grandes, de los que te pilla en mitad de la calle y llegas a casa chorreando. De esos que te en dos minutos ya te has acostumbrado al agua en la piel y en la ropa. Un chaparrón que te empape las ideas, que las lave. Que humedezca el alma y quite todo el polvo que acumuló en verano. 
Hoy apetece un chaparrón. Grande. Para que cuando llegues a casa y vayas camino a la ducha nadie se atreva a abrazarte. Un chaparrón enorme, para que en la cara no se distingan las gotas de lluvia de las lágrimas. 

Dolencia crónica.

Siempre pensé que mi dolencia crónica sería el hígado. Con cuarenta años, y si me apuran algo antes, yo debía tener un hígado de esos que ponen de ejemplo los abstemios y echas la cerveza a un lado pidiendo un nestea sin azúcar. Estaba convencido que mis pulmones no serían rosas, aunque nunca llegarían a carbonizados, que mi corazón perezoso llevaría, mas mal que bien, un ritmo constante,  acelerado de vez en cuando por las caderas de alguna mujer, pero el hígado... ¡Ese caía! 
Me equivoqué. No quiero decir con eso que mi hígado sea un cromo para fotografiar y poner al lado de los órganos bien cuidados, ¡no!. Lo que pasa es que mi dolencia crónica se hace mas evidente por otros lados. A mi lo que verdaderamente me duele, lo que hace que respire mal, que los pulmones no carguen el aire como deberían, lo que hace que las neuronas se entretengan y vayan al pie cuando deberían ir a la mano con el consiguiente retraso, lo que hace que el estómago parezca un fuelle de herrero soplando y estirando a altas temperaturas... no es el hígado. 

A mi, lo que me duele de verdad todos los días... ¡Es el hijo! 

18/9/14

Porque si.

Hoy el día prometía chungo. No es que el café no despertase, como decía antes, el que no quería despertarme era yo. Tocaba un día de esos completos en el curro, de los que no apetecen y para colmo... una tribu de infantes venían a ver como trabajamos. ¡Pues como vamos a trabajar, joder! ¡Sin ganas! El caso es que en vista de la poca disponibilidad del personal y que para algunas cosas se juntan aceite para que todo les resbale mejor pues... Que me toca a mi hacer de cicerone. Y ya van para seis años seguidos. Los mismos que llevamos con los promotores de la actividad que también se desentienden un poco. Total que me jode pero lo hago. Cuando veo llegar el autobús con tanto niño me entran los siete males. Invoco a Herodes y rezo el PadreMaría y el AveNuestro, o algo así. Y entonces sale ella. Una de las profesoras de los pequeños está buena para coger una telera y estar mojando sopas en el cuello dos meses seguidos. Tiene un canalillo que es más impresionante que el acueducto de Segovia. Vamos... que la he cogido por banda y le he explicado a ella al oído lo divertido que es trabajar en un sitio como este. Esta vez se nos han marchado pronto los benditos niños. Luego... tocaba comer. 
Mi primera intención era llegarme al centro a ver mi colega JP y tomar unas cañas. Pero una señorita me enseña el mapa de tapas de Córdoba, que precisamente empieza hoy, y me mete en un autobús turístico. En menos de veinte minutos estoy tomando una tapa en "La Boca" de Fideos Co-Chinos. ¡Están buenos! Aunque... ya puestos, le tengo ganas al concierto de Lori Meyer. Me entero que es en otro de los sitios que están en la ruta de la tapa: Los patios de la Marquesa. Tardo poco en salir para allá. Parece que no tengo mucha gente, de mi gente, interesada en ver a estos tipos. (¡Cabrones, que siempre me dejais vendío!) Eso si, media Córdoba esta allí. ¡Que calor, la virgen! Tres cervecitas más tarde parece que el ambiente es más fresquito. Más relajado, más... más etílico. Cuando los Meyer dicen adios me voy con intención de ir al curro. Antes me toca otro alegrón. Una rubia me saluda. Lorena. ¡Cuanto tiempo sin verla! Sigue igual de guapa y lo mejor, la niña no pierde esa sonrisa sicaliptica. Dos besos y la dejo bien acompañada. Fuera de los bares recibo de nuevo un aviso. ¿Me recojes? ¡Coño, claro! Así que me llego a ver lo más bonito que hay en Córdoba y parte del extranjero, que es mi niña. Cervecita en el Mercado y ahora si... ¡Al curro más que a la carrera!
Son las cuatro pero tengo que reconocer que el ratitod de la comida esta vez se ha hecho mas distendido. Para colmo me llevo un alegrón cuando llego, bueno... poquito mas tarde. Me premian un relato. Vamos que hoy tengo excusa para celebrar lo que sea,y además ponen el "Aguila roja". . ¡A saber la cara que toca mañana! Pero mañana... ese es otro día.

El café de hoy.

No despierta el café de hoy. Doble, sin azúcar, amargo como tempestad el día de playa y sigo queriendo acurrucarme en cama. Esperar que salga el sol mientras buceo entre las sábanas buscando las bragas que perdiste ayer. 
No despierta el café de hoy. O serán los sueños que aún se quedan en la retina los que me hacen querer evitar el día. Que me hacen soñar tus abrazos y tus besos. Que aún seguimos sin sol y voy por la segunda taza. 
¡No! No despierta el café de hoy. Y se acerca la hora de decir adiós. De dejar los sueños y los abrazos. Los besos y tus bragas entre las sábanas arrugadas. La cama sin hacer, con todos los miedos por medio y el sueño que sigue colgado de mi cuello. 
No despierta el café de hoy. Y ya... ¡Sale el sol!

12/9/14

Volved a casa.

Volved todos a vuestros hogares. 
Ahora me toca mi. 
Dejad en la playa las colillas, los pañales, las pipas y esas latas de colores. Ya me ocupo yo de recoger. Solo pido una cosas: Dejad el mar. Ahora es mío. Y entre los dos llegaremos a un acuerdo. A cantarnos canciones de ritmos añejos. A susurrarnos otros tiempos, quizá algún proyecto y seguro que acariciarnos con la luna jugando entre nosotros mientras vigila. 
Volved a vuestras casas. 
Es la hora de los amantes. El mar y yo tenemos una noche de pasión pendiente desde hace años. 
Y solo necesitamos un poco de intimidad. 

3/9/14

El Canguro.

Le teníamos miedo a las canguros. La última nos enseñó a invocar al diablo. Ahora, cuando viene alguna y quiere asustarnos, lo llamamos y es él quien nos cuida. 

2/9/14

A la tercera...

 Era la tercera vez que quedaba con aquella chica. La primera vez los dos estábamos borrachos cuando empezamos a follar. La segunda solo yo, mucho. Esta vez ella eligió la hora, el día y además me pidió que no bebiese. Le hice caso. La promesa del fornicio trae acciones que nos sorprenden a nosotros mismo. Fue el peor polvo de mi vida, y fue aún peor cuando nos dimos cuenta que los dos nos enamoramos.


1/9/14

Nihil nobum sub sole.

El macuto va a medias.
Poca ropa esta vez.
Los libros vienen en formato electrónico
y me basta una cámara para los paisajes.
Los recuerdos ya se quedan grabados
en la memoria y los mejores
son esos que provocan una sonrisa
tirando de neuronas más que de pixel.

El viaje es conocido, la gente,
las montañas y el mar
no ocuparan más espacio
que el que ya ocuparon hace años.
Lo nuevo será poco.
Ni siquiera es nuevo arrancar
las vacaciones con dolor en el pecho,
con la angustia del rechazo,
con el dolor de la ausencia.
¡NO! No es nuevo.

Lo peor es que no será
la última vez.
Quizá ahora estoy pagando
el peaje de otros viajes con
paisajes nuevos,
con gente distinta,
con un vacío que solo podía llenarse.

Poco equipaje esta vez.
Nada nuevo.