6/6/13

Verde que te quiero verde.


Vengo del parque. Antes, cuando digo antes digo el mes pasado, solía salir a correr y durante el trayecto, dos o tres vueltas como mucho cuatro, iba pensando en relatos. Cada zancada era parte de una microrelato, de un cuento, de una poesía o simplemente la descripción de alguien que pasaba cerca de mi carrera y me llamaba la atención.
Hoy, entrando en los primeros trescientos metros de carrera, no se me venía nada. Solo una palabra: VERDE. Pensé que mi síntexis de hablar poco, de los micros se había extralimitado mucho. Cuatrocientos metros y seguía con una sola palabra en la cabeza. No se si conocéis el parque Cruz Conde. A primera hora, cuando el sol aún no calienta de lleno, está precioso. Pero solo una palabra: VERDE. Entonces recordé el romance sonámbulo de Lorca. De pequeño me tuve que aprender de memoria la parte de los compadres subiendo y el verde de antes era ahora un verde que te quiero verde. Verde viento, verdes ramas. Verdes rosas, camino verde. Verde chándal, perros verdes. Verdes farolas que alumbran la mañana. Capotes de grana y oro con novilleros verdes. Fintas y boxeo, guantes rojos sobre fondo verde. Señoras con verdes deportivas y negro pelo verde. Acuarelas verdes en el césped de agua. Periquitos llorando en verde. Palmeras, albahaca, adelfas verdes. Culos y tatuajes verdes. Parque verde y verde alma que aún no aprende a distinguir colores. 






Verde que te quiero verde.
Verde viento. Verdes ramas.
El barco sobre la mar
y el caballo en la montaña.
Con la sombra en la cintura
ella sueña en su baranda,
verde carne, pelo verde,
con ojos de fría plata.
Verde que te quiero verde.
Bajo la luna gitana,
las cosas le están mirando
y ella no puede mirarlas.

*

Verde que te quiero verde.
Grandes estrellas de escarcha,
vienen con el pez de sombra
que abre el camino del alba.
La higuera frota su viento
con la lija de sus ramas,
y el monte, gato garduño,
eriza sus pitas agrias.
¿Pero quién vendrá? ¿Y por dónde...?
Ella sigue en su baranda,
verde carne, pelo verde,
soñando en la mar amarga.

*

Compadre, quiero cambiar
mi caballo por su casa,
mi montura por su espejo,
mi cuchillo por su manta.
Compadre, vengo sangrando,
desde los montes de Cabra.
Si yo pudiera, mocito,
ese trato se cerraba.
Pero yo ya no soy yo,
ni mi casa es ya mi casa.
Compadre, quiero morir
decentemente en mi cama.
De acero, si puede ser,
con las sábanas de holanda.
¿No ves la herida que tengo
desde el pecho a la garganta?
Trescientas rosas morenas
lleva tu pechera blanca.
Tu sangre rezuma y huele
alrededor de tu faja.
Pero yo ya no soy yo,
ni mi casa es ya mi casa.
Dejadme subir al menos
hasta las altas barandas,
dejadme subir, dejadme,
hasta las verdes barandas.
Barandales de la luna
por donde retumba el agua.

*

Ya suben los dos compadres
hacia las altas barandas.
Dejando un rastro de sangre.
Dejando un rastro de lágrimas.
Temblaban en los tejados
farolillos de hojalata.
Mil panderos de cristal,
herían la madrugada.

*

Verde que te quiero verde,
verde viento, verdes ramas.
Los dos compadres subieron.
El largo viento, dejaba
en la boca un raro gusto
de hiel, de menta y de albahaca.
¡Compadre! ¿Dónde está, dime?
¿Dónde está mi niña amarga?
¡Cuántas veces te esperó!
¡Cuántas veces te esperara,
cara fresca, negro pelo,
en esta verde baranda!
Quizá la foto no es lo que se esperaba.
Pero a mi me gustan todos los verdes. 

*

Sobre el rostro del aljibe
se mecía la gitana.
Verde carne, pelo verde,
con ojos de fría plata.
Un carámbano de luna
la sostiene sobre el agua.
La noche su puso íntima
como una pequeña plaza.
Guardias civiles borrachos,
en la puerta golpeaban.
Verde que te quiero verde.
Verde viento. Verdes ramas.
El barco sobre la mar.
Y el caballo en la montaña.

Federico García Lorca

7 comentarios:

  1. Si es que la inspiración brota en cualquier sitio...me gusta ese verde alma que aún no ha aprendido a distinguir colores

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    1. El parque está de vicio Lorena. ¡Precioso! Eso si, he terminado hecho leña con tanto correr. Ni que me escapara de algo.

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  2. Unos verdes más que otros ¿no?

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    1. Recuerdas cuando eras pequeña y pintabas todos los arboles verdes, del mismo color que la hierba, del mismo color que las ventanas. (Bueno quizá tú no pintabas persianas verdes pero por aquí es muy habitual.) Pues eso es lo que pasa cuando no distingues verdes. Luego vas aprendiendo que no es lo mismo el verde de las ramas de un árbol centenario que el del césped recién cortado. Que no es igual el verde heineken que el verde JB. Que todos los verdes tienen sus matices pero hay días en que todos se concentran en un verde. Un verde esperanza, un verde... verde Parque Cruz Conde.

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  3. yo he ido mucho al circuito a caminar... no puedo correr por un problema en las nariz...
    pero tan verde no es, verdad??
    el poema de Lorca precioso, y cn la borra en la c/ Cairuan..... magnífico!!

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  4. Respuestas
    1. es que va un mundo de birra en Cairuán a "borra en cairuán". De todas formas vengo saturado de cerveza, vino, tapas... ¡Niña! ¡Que fin de semana más completo!

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