30/3/17

Nada.

Sigo siendo el mismo hombre que te hacía reír en el bar. Sigo siendo el mismo tipo que un día te vio feliz. Sigo siendo aquel chaval que andaba a tu lado con los libros en bandolera. Que recogía tu sonrisa con clips de colores, que te manchaba las mejillas de tinta cuando te pellizcaba tus oyuelos. Sigo siendo aquel niño que te quitaba caramelos de regaliz. Sigo siendo, pero sin ti... Sin ti no soy nada. 

29/3/17

Arturo Andrade.

Miró los libros que le rodeaban. Ahora no sabía si le acompañan o le cercaban. 

De El arte de matar dragones.
Ignacio del Valle.

21/3/17

Día de la poesía.

A algunos, (O sea, a mi.)
es decir, no a todos. (Por que el resto me da igual)
Ni siquiera a los más, sino a los menos. (Aunque alguno que otro te sorprenda)
Sin contar las escuelas, donde es obligatoria, (y algún hijodeputa te hace aborrecerla)
y a los mismos poetas, (o peor, a los que se creen "poetas")
serán dos de cada mil personas. (deberíamos añadir la música y quizá subiese el número)

Les gusta, (Me gusta.)
como también les gusta la sopa de fideos, (Odio la sopa de fideos, pero me encantan el salmorejo)
como les gustan los cumplidos y el color azul, (y besar a los que queremos)
como les gusta la vieja bufanda, (o unos vaqueros gastados)
como les gusta salirse con la suya, (o una discusión)
como les gusta acariciar al perro. (mirar las minifaldas de primavera.)

La poesía,
pero qué es la poesía. (Olvidate de Bécquer.)
Más de una insegura respuesta
se ha dado a esta pregunta. (Y para gustos los colores.)
Y yo no sé, y sigo sin saber, y a esto me aferro
como a un oportuno pasamanos. (Como a su pecho en la noche.)

De Wislawa Szymborska con comentarios hechos a "voleo".

¡Feliz día de la poesía!

14/3/17

de gente que no sabe lo quiere.

Miénteme, le pidio. Y ella lo hizo. Todo iba bien pero un día las mentiras se descubrieron y él no pudo aguantar esa traición.

3/3/17

Clarividencia.

Trescientos sesenta y tres periódicos al año, trescientos sesenta y cuatro los bisiestos y sigue sin entender la estupidez humana pero hoy la clarividencia le ha llegado de pronto. Arruga el diario y lo arroja a la basura. Cambia la radio de noticias por música. 

Y se convierte en un estúpido feliz. 

1/3/17

Borges y yo.

Al otro, a Borges, es a quien le ocurren las cosas. Yo camino por Buenos Aires y me demoro, acaso ya mecánicamente, para mirar el arco de un zaguán y la puerta cancel; de Borges tengo noticias por el correo y veo su nombre en una terna de profesores o en un diccionario biográfico. Me gustan los relojes de arena, los mapas, la tipografía del siglo XVIII, las etimologías, el sabor del café y la prosa de Stevenson; el otro comparte esas preferencias, pero de un modo vanidoso que las convierte en atributos de un actor. Sería exagerado afirmar que nuestra relación es hostil; yo vivo, yo me dejo vivir, para que Borges pueda tramar su literatura y esa literatura me justifica.
Nada me cuesta confesar que ha logrado ciertas páginas válidas, pero esas páginas no me pueden salvar, quizá porque lo bueno ya no es de nadie, ni siquiera del otro, sino del lenguaje o la tradición. Por lo demás, yo estoy destinado a perderme, definitivamente, y sólo algún instante de mí podrá sobrevivir en el otro. Poco a poco voy cediéndole todo, aunque me consta su perversa costumbre de falsear y magnificar. Spinoza entendió que todas las cosas quieren perseverar en su ser; la piedra eternamente quiere ser piedra y el tigre un tigre. Yo he de quedar en Borges, no en mí (si es que alguien soy), pero me reconozco menos en sus libros que en muchos otros o que en el laborioso rasgueo de una guitarra. Hace años yo traté de librarme de él y pase de las mitologías del arrabal a los juegos con el tiempo y con el infinito, pero esos juegos son de Borges ahora y tendré que idear otras cosas. Así mi vida es una fuga y todo lo pierdo y todo es del olvido, o del otro.
No sé cuál de los dos escribe esta página.

Jorge Luis Borges. 

Todo un hallazgo este texto.