31/12/14

2014

Se acaba el año y ni una felicitación navideña medio decente. Muy pocas entradas llevo en este 2014 y menos para lo que estamos de mes. Así que tampoco me alargo mas...
¡Felices Fiestas!
(Lo que queda y que tengas un año 2015 que sea la hostia.)

14/12/14

Cucurucho de chocolate.

De pequeño me daba mucho coraje que se acabase la bola de chocolate. Cuando la lengua empezaba a rozar el cucurucho sentía un gran desasosiego. ¡Se  acababa! Ya no era lo mismo. Lo mejor me lo había comido. Quedaba en el fondo de la galleta pero... ya no era el chocolate con el que me brillaban los ojos. No era el cucurucho con su bola semicircular que encendía mi ilusión. 
Después aprendí que el cucurucho de chocolate era todo. No solo la bola de helado. Si no la galleta, con su sabor dulce y crujiente que se iba derritiendo la boca y ese gustoso tacto de cuadritos en la lengua. La gracia de evitar que el chocolate se callese, ni una gota podía derramarse, quizá los dedos terminasen pringados pero esa era otro de los alicientes. ¡Chupar los dedos llenos de chocolate! (De pequeño incluso me enfadaba si me manchaba los dedos. Ahora me divierte y lo disfruto tanto como el chocolate inicial.) 
Los años me han enseñado a comer el último pizco del cono con ganas. A disfrutar el retrogusto del chocolate y la galleta una vez acabada. Cuando aún el paladar te devuelve su sabor. 

Jessica Alba. (¡Vale, si! El suyo es de nata.)
Con las relaciones pasa más o menos lo mismo. Las primeras veces no apreciamos la galleta. Solo queremos el chocolate, el sabor dulce, el frío y gustoso helado. Después aprendemos a disfrutar la galleta, no es el sabor principal pero entraba dentro del lote del cucurucho que pediste. Y si tienes suerte puedes disfrutar años de la galleta, si me apuras... hasta después de que ya no haya nada y siga en el paladar. Pero la diferencia que hay es, que una relación es cosa de dos. Y a veces una de las personas no sabe disfrutar de la galleta... que tira sin miramientos. 

P.D. Al que no le gusten los cucuruchos que se pida una bola en una tarrina. La cobran igual y no es necesario tirar la galleta. 

13/12/14

Trabajo

Según la R.A.E.

Trabajo.

1. m. Acción y efecto de trabajar.
2. m. Ocupación retribuida.
3. m. obra (‖ cosa producida por un agente).
4. m. Obra, resultado de la actividad humana.
5. m. Operación de la máquina, pieza, herramienta o utensilio que se emplea para algún fin.
6. m. Esfuerzo humano aplicado a la producción de riqueza, en contraposición a capital.
7. m. Lugar donde se trabaja. Vivo muy lejos de mi trabajo.
8. m. Dificultad, impedimento o perjuicio.
9. m. Penalidad, molestia, tormento o suceso infeliz. U. m. en pl.
10. m. Mec. Producto de la fuerza por el camino que recorre su punto de aplicación y por el coseno del ángulo que forma la una con el otro.
11. m. coloq. Cuba, Ur. y Ven. Preparación por medio de poderes sobrenaturales de una persona para protegerla o para perjudicarla, y de una cosa para usarla como amuleto.
12. m. pl. Estrechez, miseria y pobreza o necesidad con que se pasa la vida.
~ de zapa.
1. m. El que se hace oculta y solapadamente para conseguir algún fin.
~s forzados, o ~s forzosos.
1. m. pl. Aquellos en que se ocupa por obligación el presidiario como parte de la pena de su delito.
2. m. pl. Ocupación o trabajo ineludible que se hace a disgusto.
~ temporero.
1. m. P. Rico. Empleo parcial.
tomarse alguien el ~ de algo.
1. loc. verb. tomarse la molestia. Le agradezco que se haya tomado el trabajo de venir a visitarme.
~ le, o te, mando.
1. exprs. U. para dar a entender que es muy difícil aquello que se trata de ejecutar o alcanzar.


Así que... ¿Donde, coño, dice que tiene que ver con la salud?

11/12/14

Invitaciones de Navidad.

¿Recuerdas el día que ella se colocó un pijama de franela? ¿Como podía tener morbo un pijama así? ¡Pues lo tenía! Por que era la primera vez que se lo veías. Era algo nuevo. Una alegría. Una manera de decir que había la suficiente confianza para que empezase a primar la confianza, el estar a gusto con una persona antes que el sexo. Y ahí, ese día. Ese en que empezó a entrar la confianza, la comodidad, las risas bajo el nórdico y la película en el sofá sin terminar comiéndose a besos. Ese día entro también la rutina.
No te diste cuenta porque lo hizo como un invitado de esos invisibles que se cuelan. Atrancó la puerta con un pie y no llegaste a verla pero se quedó en casa. 
Y ahí estamos. Mandando invitaciones de Navidad a aquellos día que se se fueron con sorpresas, con ropa interior de sexy, con besos en los rincones. A ver si uno de estos días, si no vienen a casa, los encontramos en cualquier esquina y caen algunas cervezas juntos. Como antes de que la rutina ocupase todo el piso. 

8/12/14

Tales


La cosa más difícil es conocernos a nosotros mismos; 
la más fácil es hablar mal de los demás.

7/12/14

Hierba.

Acababa de pasar la cortadora por el jardín. La tierra y el césped podía mascarse entre los parterres.
- Ummhhh, este olor me encanta. ¡La hierba está para comérsela! - Le dije a Verónica.
- Ahora después te voy a decir yo la hierba que te vas a comer.- Me replicó mientras me apretaba el culo con su pequeña mano.
Me sobresalté. No esperaba esa respuesta de Verónica. Y mucho menos después de estar llamándola durante tres días sin noticias suyas. El jueves anterior con varios whiskys y algún ron por ayudantes por fin había conseguido meterme en su cama. Ni una hora estuve en su habitación antes de que me pidiese que me fuera. Un fin de semana en su pueblo con su novio y algunas de esas amigas que me había presentado con idea de tirarle los trastos a alguna debían haberla dejado de nuevo con su mentalidad de monja ursulina pero no. Verónica venía con ganas de descubrir mas cosas. El jueves había conocido mucho mas que la postura del misionero y las pajas a su novio y llegaba a Córdoba con ganas de aprender.
Creo que fue... ¡Bah! Estoy seguro que el primer coño que rasuré. No tenía ni idea y, si bien con las tijeras, me mostré seguro, cuando cogí la cuchilla de afeitar tuve que hacer acopio de valor para enfrentarme a aquella carne rosada. Verónica abría sus piernas en aquella cama de noventa centímetros de lado por los que cogíamos de mala manera los dos. Daba gusto verla tan pequeña y tan impaciente por que comenzara a jugar entre sus piernas. Después, con cuidado, con mucho cuidado, comencé a pasar la cuchilla por su pubis. Cuando acabé lo limpié con el agua que quedaba aún del cubito. Retiré la toalla que ella tenía bajo su culo y lo sequé. Y entonces,  sonrosado y húmedo empecé a comerle el coño... No había hierba. 

4/12/14

Que conste en acta.

Un solo punto ha sido el que nos ha llevado a todos los vecinos a la reunión. Ha sido la primera vez que hemos estado todos de acuerdo. La comunidad, por su bien y descanso, pagará a la joven pareja de vecinos instalada recientemente un nuevo colchón.