Empieza cuando vas dando marcha atrás con la bicicleta. La
punzada llega en el descansillo de la escalera. La puerta aún está abierta y
una tenue luz en el salón va quedando atrás. Ahí, ahí es cuando resurge de
algún lugar del pecho. Justo en los dos pasos que me separan para cerrar y
dejar a un lado un mundo, el de una casa
tranquila con un niño durmiendo. Nunca dejan de ser niños. Quizá debería pensar
en el futuro, pero el futuro aún está a las espaldas y no puedo verlo. No
quiero darme la vuelta aún. De hecho… no puedo. Antes tengo que apagar esa luz
que puede perturbar el sueño del infante, cerrar la puerta, dejar atrás ese
mundo. Con la llave en la cerradura intento ser sigiloso. La vuelta a la llave es la que consigue que el
pecho duela, porque no hay nadie que vele
su sueño. No puedo evitar, mientras bajo las escaleras con la bicicleta en las
manos, sentir que se adueña del cuerpo
pero es entonces cuando voy exculpando a
todos los que algún día me quisieron, a los que aún lo hacen pero tuvieron que
poner tierra de por medio para no dañarse. Y al abrir el portal y mirar la otra
parte del mundo, esa que viene cargada de futuro, la sensación de traición
empieza a diluirse. Por que ahora se que solo hay uno. Que el traidor soy: YO.
yo hubiese preferido ser traidora que gilipollas, de esas con todas las palabras en mayúsculas, sin comerse siquiera una... así en grande y con letras luminosas....
ResponderEliminarbesos.
Va por días. Te reconozco que a veces es satisfactorio se el traidor. Siempre que no seas tú el que sufra... que salga el sol por Antequera. Pero... ¿de verdad lo crees? Me parece que no está en nuestro espíritu. Que si bien podemos hacer daño a alguien no lo hacemos con intención. Y para ser traidor se necesita mucha sangre fría. A mi al menos se me da mejor ser gilipollas que ser un hijo de puta. Ya lo decidí hace tiempo, la mala leche no me sale, bueno si, pero no ni es una constante ni puedo mantenerla. Y es necesario para ser un traidor.
EliminarVoy a hurgar más por aquí.
ResponderEliminarPues bienvenido sea. Mientras le pongo un café.
EliminarPues estoy casi de acuerdo con Penélope, aunque solo casi... porque a mi tampoco se me da bien ser un hijo de puta.
ResponderEliminarEstoy convendido de que te sale un día o dos, pero para ser un hijo de puta se necesita constancia y no te veo en ese roll.
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