A veces algo de lo que pasa por la vida se filtra en este blog. Otras veces es la fantasía la que se da una vuelta. El formato corto predomina pero siempre hay excepciones.
26/6/14
23/6/14
22/6/14
Método de relajación.
El tipo se acercó al mostrador. Venía pidiendo un imposible pero de verdad lo que quería era una hostia. Así que respiré profundamente y empecé a contar hasta diez. No funcionaba y segui hasta doscientos cuarenta y ocho cuando llegué al doscientos cuarenta y nueve abrí los ojos ya no estaba. Entonces salí a su encuentro. Lo llamé y cuando estaba a su lado le di aquello que había venido a buscar: Su hostia.
Poesía vs Poema.
Lo mejor que tuvo la lectura poética fue una de esas estudiantes de periodismo que con más tesón que oficio cubría la noticia. El resto fue un muermo de reunión con un poeta encumbrado que ya tenía poco que aportar al mundo pero con una obra ejemplar. Al terminar la chica estaba en la puerta preguntando a una de las incondicionales que había asistido a la reunión. Cuando me vio se acercó a mi. Era de los pocos hombres que habían aguantado todas las batallitas del poeta y el único que no me había escandalizado. Me señaló el móvil para darme a entender si podía hacerme alguna pregunta. Con gesto compungido le di a entender que si. Que podía.
- Una pregunta fácil. - Me dijo- ¿Que es la poesía?
Entonce la volvía a mirar. Ahora la tenía a justo en frente y si antes me pareció una niña preciosa ahora, simplemente, podía convertirse en el polvo de mi vida.
16/6/14
Recados.
El móvil estaba en la mesa. Ella lo había olvidado. Durante los últimos meses había sido su entretenimiento nocturno. No había charlas, ni lecturas, ni siquiera aquella interminables noches de sexo. Entonces empezó a sonar. Se acercó. En la pantalla aparecía un número desconocido. Durante unos segundos su mano se fue acercando poco a poco, pero quiso contestar. Sabía quién era. Hacía años que él también había olvidado el móvil, que una llamada sonó cuando no estaba, que ella había llamado para hablar con su mujer.
Lunes. 16/06/2014
Despierta. Una sensación extraña le invade y su mano tantea el otro lado de la cama esperando encontrar una respuesta en forma de carne. No la encuentra y entonces se gira para el lado contrario. El despertador le dice que es hora de levantarse, que puede desperezarse unos minutos pero no volver a dormir. Decide hacerle caso y después de estirazarse en la cama unos segundos comienza a tocarse la polla. Se excita pensando en la ausencia que buscaba nada más despertar y empieza a masturbarse. Norah Jones empieza a escucharse desde el móvil. Con lo buena que está le ha cortado el rollo con su "Sunrise". De un salto se coloca en el suelo. Mientras se dirige al baño va quitádose el boxer. Con el pie derecho le da un puntapié y cae al lado del bombo de la ropa sucia. La ducha no logra despejarlo. Para estos casos suele recurrir a un final con agua fría.
- ¡MeCagoEn...!
Pero solo dura uno o dos segundos. El agua fría solo la tolera en formato botella y sacada de la nevera. Para las duchas y piscinas prefiere de templada a caliente. Quizá por eso le cuesta cada vez mas entrar en el mar. No puede regular la temperatura.
Es Lunes.
11/6/14
Olvidando polvos.
Primero empezó por la casa. Tiró aquellos clásicos del PenHouse que había acumulado en sus años de adolescente. Después encendió el ordenador y comenzó a hurgar en el disco duro. Borro las películas porno, las fotografías de chicas sensuales, provocativas, alguna que él mismo había hecho a alguna novieta o rollo ocasioal, pero no quería conformarse solo con eso. Así que decidió sacarse el cerebro y comenzar a eliminar de su cabeza imágenes de las mujeres que habían pasado por su vida. Buscó en los rincones de sus sesos y fue eliminando con un cepillo de dientes todo lo que su cabeza retenía. Aquella mamada en el coche, el coño peludo de Sofía, el polvo de Mónica que le sacó dos lágrimas en la playa. ¡No! No quería que quedase nada. Solo durante unos segundos pensó dejar aquella imagen que tenía de una chica con combinación de satén, aquella que había prometido no borrar jamás de su memoria, pero también esa la eliminó de su cerebro con las raíces del cepillo.
Se lo había pedido y no quería defraudarla. Todas sus relaciones sexuales anterior a ella saldrían de su vida, de su cabeza. Así se presentó ante ella, impoluto. Pero al no recordar el recorrido de mujeres que la habían llevado hasta ella no sabía decir porque no le atraía tanto como antes de empezar su limpieza.
Epílogo:
Ella el agradeció el gesto con una noche pasional, una noche que él no olvidaría nunca. Pero él ya las había olvidado todas y ahora solo quería tener más noches como aquella, le daba igual si lo hacía con ella o con otra. Tenía necesidad de recuerdos.
Poesía de mierda / Tías sado.
De vez en cuando se me va la pinza. Esto que hay ahí abajo es una de esas mierdas que te da el punto de empezar y nunca acabas. Nunca acabas porque es una birria y lo corriges una y otra vez. Bueno pues ya estoy harto. Así que se queda como está y si algún día me da el punto lo mismo vuelvo a retomarlo, a imprimirlo en papel y meterle el fuego correspondiente para que salga de mi cabeza y de mi vida. De momento, me gusto o no, ya forma parte de ella, desde hace mucho, y de hoy no pasa que lo publique.
El sol se empieza a colar por las ventanas
cuando entramos al piso.
Sus bragas son lo primero en caer,
después una camiseta, mis pantalones, su blusa,
y ¿un alfiler?
Cae también una silla.
Despertamos a algún vecino
poco nos importa.
Con su falda en la cintura y mis los boxer en las rodillas
empezamos a follar.
- Más fuerte. Más fuerte. Más duro.
Me grita mientras me coge el culo
y lo empujá contra ella.
- Más fuerte. - grita.- Pégame.
- ¿Que?
-¡Que me pegues cabrón!
Y como una hoguera meada
se me paga el primer calentón.
se me paga el primer calentón.
Ahora escuho al vecino.
El sol calienta en la calle,
tanto como nosotros y el alcohol.
- Más fuerte cabrón. Hijo Puta más.
La cojo de los hombros,
la zarandeo. Y vuelvo a embestirla.
El whisky y sus tetas me mantienen empalmado
pero su boca es mierda pura.
No solo porque no para de decir estupideces,
acabo de descubrirle varias caries.
- Fóllame fuerte. Más.- Sigue gritando.
Y entonces la agarro del cuello
aprieto como si fuese un osito de peluche
de esos antiestres que solo reciben golpes en la cama.
- ¿Quieres callarte de una puta vez?
No me va soltar un hostión.
No me va ponerte la cara del reves.
Deja de chillar y disfruta,
no quiero ser tu matón
por mucho que quieras ir de puta.
por mucho que quieras ir de puta.
La chica empieza a llorar
- ¿Como si no te voy a contentar?
- Mira no conozco tus gustos pero no me va lo de pegar.
Te has equivocado de chaval.
- Solo quería alguien que me tratase mal.
Entonces chica, estás en el lugar ideal.
Te querré como nadie, te haré olvidar
me amaras como algo incondicional
y entonces chica... te haré llorar.
Te olvidaré, te trataré fatal.
Si eso es lo que quieres. Eso tendrás.
Pero quita esas lágrimas. Ahora vamos a dejar de follar.
Vamos a la cama. Empezarás a olvidar.
Entre caricias, y besos.
Entre abrazos y rezos.
Después te amaré como nadie lo hará jamas y luego...
luego empezarás a llorar.
7/6/14
Relaciones botánicas.
- Esas flores durarán poco. Mejor hubieses comprado una maceta.
- Las macetas hay que cuidarlas. echarles agua, abono, podarlas y además... pesan. Por eso prefiero las flores. No cansan.
3/6/14
Silvia.
La conocí en un día cenizo.
Ni rubia, ni morena, ni cobrizo.
Llevaba el pelo como yo el año.
tirando para oscuro su castaño.
Pero no fue su cabellera
lo que se metió en mi sesera.
Señores... yo me enamoré de su sonrisa,
de su ausencia de prisa,
de sus pocas gana de llevarme a misa.
De unas piernas que desafiaban al universo,
con sus minifaldas chiquitinas
hablándome entre sus muslos en verso.
Y yo, que he parado en tanto puerto
dejé de arrullar a las antiguas meninas
y terminó llevandome al huerto.
La conocí un día cenizo.
Ni era rubia, ni morena, ni rojizo.
Y entró como un fantasma en casa
sin ruido, sin maletas y sin plaza,
acomodándose en el otro lado de la cama.
Ahora baila saltando entre mis mis tornillos
y canta rock de AC/DC y Extremoduro
si le hacen daño se encierra en su muro
pero si es a otros, ella te saca los colmillos.
Tiene días que sube como la masa
y los termina con lágrimas en un portal oscuro.
La conocí un día cenizo.
Y aún sigue escondida en un corazón con cobertizo.
Aquella que ni era rubia
ni morena, ni cobrizo.
Ni rubia, ni morena, ni cobrizo.
Llevaba el pelo como yo el año.
tirando para oscuro su castaño.
Pero no fue su cabellera
lo que se metió en mi sesera.
Señores... yo me enamoré de su sonrisa,
de su ausencia de prisa,
de sus pocas gana de llevarme a misa.
De unas piernas que desafiaban al universo,
con sus minifaldas chiquitinas
hablándome entre sus muslos en verso.
Y yo, que he parado en tanto puerto
dejé de arrullar a las antiguas meninas
y terminó llevandome al huerto.
La conocí un día cenizo.
Ni era rubia, ni morena, ni rojizo.
Y entró como un fantasma en casa
sin ruido, sin maletas y sin plaza,
acomodándose en el otro lado de la cama.
Ahora baila saltando entre mis mis tornillos
y canta rock de AC/DC y Extremoduro
si le hacen daño se encierra en su muro
pero si es a otros, ella te saca los colmillos.
Tiene días que sube como la masa
y los termina con lágrimas en un portal oscuro.
La conocí un día cenizo.
Y aún sigue escondida en un corazón con cobertizo.
Aquella que ni era rubia
ni morena, ni cobrizo.
...
- No-Me-Da-La-Gaaaa-Na.
Lo dijo así. Alargando la "a" de gana. Recreándose en su chulería. Afirmándose mientras colocaba las manos a los lados, invitándolo a que hiciese el siguiente movimiento.
Y lo hizo.
Después de un fin de semana aguantando manías, su vaso estaba mucho más que hasta el borde. Se acababa de derramar dejando empapado el suelo de la habitación. Con la mano derecha empujó la puerta mientras la izquierda lo sujetaba del cuello. Lo aprisionó al lado de la cama. Haciendo que rodase la silla.
- ¿COMO QUE NO? ¿COMO QUE NO? - Gritaba mientras lo agarraba fuertemente del cuello.
Fueron unos segundos. Unos segundos en los que ninguno de los dos se conocía. Ni el padre ni el hijo lograron encontrarse en esos ojos inyectados de rabia. Fueron solo unos segundos, dos, tres a lo sumo. En los que se les agitó la respiración. No había familia. Eran dos hombres. Dos hombres probándose. Midiendo fuerzas. No se quien ganó. Seguro que ninguno de los dos. No recuerdo quién lloró primero. Si fue el padre recordando aquellos años de canguro, aquel niño pequeño que se enganchaba a su pierna para dar los primeros pasos. O el hijo que ya no recordaba tener un padre y solo veía un jefe. O quizá los dos a la vez reconociéndose en el otro, en sus fallos y semejanzas.