El poeta le canta a la hermosura.
A los cabellos de su dama a su porte y su perfil.
A su figura de sílfide, le alaba las piernas, su cientura, su pecho y su sonrisa.
El poeta junta las monedas que le ofrecen por su versos y, por fin, puede irse de putas.
Al final todos somos poetas buscando monedas, parecemos correctos, pero al final, todos nos vamos de putas
ResponderEliminarjajaja! que basto....
ResponderEliminarVaya, pues mira que pagar por lo que algunas - eso dicen - hacen gratis,...
ResponderEliminarTodos los poetas son iguales.
ResponderEliminarGilda... nos vamos cada vez que se puede. O nos dejan.
ResponderEliminarJuana... ¡hombre! ¡basto, basto! Tampoco n¿Nooo?
Charlotte... Es que las que lo hacen gratis, a veces, salen más caras y no solo por lo que afecta al bolsillo.
fiona... unos degenerado fiona. Por eso a mi me gustan más los micros y los relatos.