Laboro

Dos años en el paro. Y cuando consigo un trabajo en la perrera municipal me descubren alergia a los gatos.

¿Que el deporte es que?

Tengo que limitar los juegos donde haya contacto. O eso, o jugar solo con gente mi edad. Gente a la que perder un partido no le importe nada. Personas con responsabilidades, con coherencia, que no te van a rebañar la pierna como si fuese la guadaña de la muerte. Que después de un encontronazo te pidan perdón en lugar de escupir a las piernas. Tengo que dejar de hacer el cafre cada vez que me meto en un campo de juego. 

Además de las presumibles agujetas... me he vuelto a joder la pierna.

Monarquía desequilibrada.

El rey lo dejó todo preparado y avanzó por el terreno. Irían por él.

Mientras, su ejercito destrozaba el flanco contrario del enemigo. El rey sabía que su fin era inmediato y cajó en la casilla G-4, no pudo ver como sus subditos continuaban luchando ante la incertidumbre de sus oponentes  que vieron como tambien morían su reyes.
Las fichas negras instalaron la república en el tablero de ajedrez.

Foro de civilizaciones.

Los pueblos árabes son mucho más que petróleo. Tienen una gran riqueza espiritual, aunque no arde igual.

El cuadrilatero de Esteban.

Poetas.

El poeta le canta a la hermosura. 
A los cabellos de su dama a su porte y su perfil. 
A su figura de sílfide, le alaba las piernas, su cientura, su pecho y su sonrisa. 
El poeta junta las monedas que le ofrecen por su versos y, por fin, puede irse de putas.

...

Es una putada que cuando me quitaron la dignidad ni siquiera lo hicieran bien. 
Quedaron restos y a veces, con esa basura, me creo con derechos.

...

Lo peor de tardar tanto en morirte es que te sientes en la obligación de pasartelo bien.

Libia.

- Papá, papá, mirá el gobierno nos manda aviones con comida.
- No hijo. Son bombas.

La Trampa.

Lo que me gusta de ti, lo que me asusta de mi.

Cotidiano

Llegó tarde y cansado. La cena es un relato en la cama y besos. Solo interrumpe el sueño para hacerle el amor y Dire Straits lo despierta áun de madrugada. La ducha le sienta bien, se despide de ella con el último beso y un hasta luego. Dos onzas de chocolate mientras espera un autobús y sigue respirando el aire frío de la noche. Las luces del día tardarán en aparecer y ya llega retrasado al trabajo.

Lunes

Por fin un lunes como Dios manda. Uno de esos lunes que miras al despertador y piensas: ¿Cuánto costará uno nuevo? Porque este lo rompo. Por mis muertos que este lo estrello contra la pared. Después, ya que te has levantado con aire consumista, te tomas un café bien cargado de mala hostia. Con sus galletitas y todo. Luego una ducha, único momento del día que parece sábado. Y el primer alegrón cuando llevas el coche al taller. Pensabas que la única correa que te iba a dar miedo en tu vida es la de un mandingo fustigante y resulta que no. Que es a la correa de distribución a lo que tienes que temer. ¡La puta de oros! Ni que fuese el cinturón de los pesos pesados. Menos mal que me he llegado a mi curso de francés y el imbécil del profesor me ha alegrado el día. Casi se muere de un ataque de tos. ¡Lo que me he reído! Luego a la estación. Lo primero que me dicen es:
- ¡Felicidades!
- ¡Tus muertos!
Y es que a quien se le ocurre poner un día de San Valentín en lunes. ¡Coño eso no se hace! A mí me gusta este día. Ves a todos los gilipollas con sus ramos de flores colorás, (que yo eso también lo he hecho ¡eh?) y con un careto de “tragametierra” pero contentos porque con un poco de suerte lo mismo esta noche echan un polvo. Quizá estoy un poco escéptico hoy, y es que llevaba muchos San Valentines enamorado. Esta vez me pilla en que no. ¡Que le vamos a hacer! Aunque estoy en ello, no te creas. Pero estaba hablando del puto lunes y me vuelvo a perder. Así que sigo. O mejor no. Al fin y al cabo, el lunes tiene veinticuatro horas y llevo la mayoría gastadas, las ocho primeras de putísima madre. Con apuesta ganada de los Goya y… total, lo único que tengo que hacer es respirar profundamente, aguantar tres dos horitas más en el curro, hoy no está bien pagado esto, y en la noche preparar las cuarenta y cinco mil cosas que me quedan por hacer. Entre medias una pizza y media botella de vino. Hoy va a hacer falta.

Tengo hambre.

Y quiero beberme la cerveza de tu boca.
Chupar la sal de tu piel.
Morderte el pecho de pan
y bajar hasta tu vientre recogiendo
gotas de aceite.
Quiero parar el tiempo entre tus piernas
buscar con mi lengua los sabores dentro de ti.
Morder tus muslos de canela
y rozar con mis yemas tus popliteas zonas.
Cosquillas y sonrisas que alimentan.

Tengo hambre.

Goyas 2011

Hay una apuesta pendiente
esta noche.

Acertaré los "Goyas".

Hoy solo me queda ganar.

Porque si pierdo...
se llevará
el último trozo de mi
alma.

Currelando.

Siete horas de sábado por la tarde no me dan para leer todos los blogs que quiero. Ni terminar los ejercicios de francés, no me dan acabar el relato que comencé el miercoles, ni siquiera para buscar la receta de la cena que tengo "in my wonderfull mind" para el jueves.
Siete horas no me dan para charlar con los compañeros de los últimos días, ni para más de dos cervezas en la barra, no me dan para contestar todos los mail que tengo pendientes. Malamente leo el periódico y ¿por qué me han dejado el cultural del jueves? ¡Que no tengo tiempo!
Siete horas no me dan para informarme de que le pasa al pokemon Celebi y enterarme de como ha conseguido raptarme a mi hijo. Siete horas en el trabajo cunden poco. Decididamente... tengo que pedirme horas extras.

No engañan.

 

Cierra los ojos cuando mientas. Cierralos...

cuando lo digas.

No me aguanto.

El otro día me fumé un cigarro en el salón de casa. Con su café, su copa de Lepanto y música de fondo mientras leía. Estaba solo, el humo no era cancerígeno para nadie, solo para mi, la música rondaba suave, sin traspasar paredes, y la cafeína y el alcohol no sobrepasaron niveles de tolerancia normal. Me sentó tan bien que cuando lo acabé un remordimiento me recorría el cuerpo.

He decidido prohibirme el tabaco y he tirado todos los cd’s piratas que había en casa. Voy a empezar a cuidarme y a cuidar mi ambiente. Y para ser más legal todavía, fuera el café y he vaciado en el lavadero todo el mueble bar, para no que no me pille de sopetón cuando lo prohíban.

El problema es que ahora casi no me hablo. Me escondo en las habitaciones con la ventana abierta para fumar y, en el frigorífico, he guardado una botella de Lanjarón, con ginebra. El café solo lo tomo en el curro y cada vez son más tazas para compensar las que no caen en casa.

Me estoy jodiendo la vida, pero al menos parte de ella se ve como un tío legal que se cuida. Que llegará a jubilarse y le quedarán muchos años para disfrutarla.

El día que me muera y me sorprenda, no se como decirme que he sido el culpable, no se como pedirme disculpas.

No me importa que hablen mal de mi. Lo que me jode es que lo escriban peor.



Bubo dixit.

Precipio (y II)

Solo para decididos, ponía el letrero. Y siguió hacia adelante.

Lemmins

 

Cuando llegó al borde se paró, miró hacía abajo.
Le dio miedo y se giró. Detrás de él una cola esperaba su turno, mucho más decididos que él. 
No le quedó más que... 

saltar.

Precipicio.

Uno, a veces, solo se acerca al precipio por curiosidad. 

 A veces.

Bombera.

Marga me pidio que les echara una mano y me ha enganchado para ser jurado en un concurso de relatos que ha organizado la Delegación de Igualdad. De los cerca de doscientos que he leido me ha quedado claro varias  cosas. 

Primero que los tíos somos todos unos pedazos de hijos de puta, intolerantes, machistas, alguno que otro se salva, pero la mayoría... unos cabrones de tomo y lomo. 

Segundo que la mayoría de niñas de Córdoba quieren ser bomberas, exceptuando alguna "albañila" con casco rosa y pico de Hannah Montana. (¡Lo flipé!) 

Tercero... que me ha afectado más de la cuenta.

Salí de copas el otro día y encontré a la mujer perfecta. Simpática, inteligente, guapa, incluiso bebía whisky. Pues casi le escupo  a la cara cuando me dijo:

- Soy bombera.

Cos de Bombers de Catalunya

Siddarta

Las personas de nuestra naturaleza quizá no saben amar. Los seres comunes sí que saben: 

ese es su secreto.

Parte de una converasación de Siddarta con Kamala.
Siddarta
Hermann Hess.