Nunca entenderé cómo hacen para caber estos días cada vez mas largos
en estos años cada vez más cortos.
Gonzalo de Berceo en La taberna de Silos, de Lorenzo G. Acebedo.
A veces algo de lo que pasa por la vida se filtra en este blog. Otras veces es la fantasía la que se da una vuelta. El formato corto predomina pero siempre hay excepciones.
Nunca entenderé cómo hacen para caber estos días cada vez mas largos
en estos años cada vez más cortos.
Gonzalo de Berceo en La taberna de Silos, de Lorenzo G. Acebedo.
Había que escribir rápido. Frases cortas. Las interrupciones constantes no le permitían oraciones de muchas palabras. No quería olvidar. Ni a la chica con rabillo en el ojo tan largo como serpiente. Ni al tipo con calcetines blancos impolutos y un bañador rosa. Ni al vigilante que bailaba salsa cuando pensaba que nadie miraba. Todo era fugaz. Pasaba por su vista, por su mente. Y no quería olvidar. Tenía que escribirlo rápido. Antes de que la memoria volviese a fallarle. Antes de olvidar esa historia que los unía a todos. Escribir, sabía que quería escribir esa historia, ese relato, quizá un micro.
Escribir pero... ¿de qué?
- Dios se lleva a los mejores ¿no es así?
Me preguntó tu padre, sujetándome la cabeza en la nuca, mientras me miraba a los ojos. Y pensé que Dios solo es un hijo de puta que se nos lleva a todos y un cabrón por llevarse a unos antes. Lo malo ni si quiera es dejar viudas y huerfanos. ¿Como coño se llaman los que pierden un hijo antes de morir ellos? ¿Desgraciados? Pensaba eso y en que me dejaste a deber 20€ por que el Madrid volvió a ganar la Champions. Pense en eso pero solo fui capaz de aguantarle la mirada un segundo mas a aquellos ojos acuosos y responderle: Si. A los mejores.