4/8/21

Pornochacha.

 Cuando apareció en la puerta supe que había acertado. Un amigo me había recomendado el servicio y no lo dudé. ¡Escultural! Tal como había pedido: Una mujer fibrosa, con pelo claro y alta. Después de tantos años viviendo solo me apetecía dejarme llevar. Un capricho al año no hace daño. 

Mi sueldo no da para grandes dispendios pero esta vez había solicitado el servicio de una pornochacha. Me atraía la idea de disfrutar viendo como alguien limpiaba mi piso que, ya de por si necesitaba un buen repaso, sin hacer nada. Solo contemplando el suave bamboleo de sus caderas, las sugerentes curvas que se proyectaran en la librería, en la cocina, hacer una cama con el erotismo por las nubes deseando a esa persona desde el dintel de la habitación. ¡Si! El morbo que había alimentado en la última semana estaba seguro que sería satisfecho. 

La chica me pidió un sitio donde cambiarse para limpiar todo lo que hiciese falta. Me imaginación iba a mil. 

- ¿O prefieres que lo haga aquí mismo? - Me sugirió coqueta. 


- ¡No! No. Puedes cambiarte en esa habitación. - Le señalé la habitación de invitados. - Te espero en el salón. 

¡Dios! Cuando llegó con el atuendo de limpieza el corazón empezó a bombear sangre a todos sitios, principalmente a mi entrepierna. Traía un plumero que agitaba como si fuese un abanico y me preguntó:

- ¿Quieres que empiece por la estantería?

- Ummmh... ¿Siii?

Retrepado en el sofá, con un archivo que tenía pendiente de leer, haciendo como si estuviese trabajando y ocupado, miraba por encima. Sus tacones le permitirían llegar a cualquier lugar de casa, sus largas piernas terminaban en un culo apretadísimo que dejaba entrever su cortísima minifalda.  Sus caderas llevaban el ritmo de una melodía brasileña que no sabía de donde venía pero acompañaban mucho mejor que la Traviata que había estado escuchando hacia unos minutos. Su pecho puntiagudo y sus manos agitando el plumero en los libros que... ¿qué coño esta limpiando esta? Si solo mueve el plumero de un lado a otro sin tocar el resto de los libros. Así va a limpiar poco. Y durante un rato me quedé pendiente de como movía los brazos sin tocar los estantes de enmedio, solo los altos para que su minifalda se subiese. Quizá fueron unos minutos cuando volvió a preguntarme. ¿Quieres que te abrillante... el suelo? Para obtener la misma respuesta de antes, un dubitativo si, que lo mismo servía para cualquier cosas que me preguntase. ¡Como si se quería llevar la clave de la cuenta corriente! 

Entonces ella saca un paño y se arrodilla en el suelo mientras va haciendo circulos en el mismo metro cuadrado. Dar cera, pulir cera. ¡Vale! Sigue teniendo un culo espectacular pero es que no tiene ni idea de limpiar. 

- ¿Quieres que te traiga un cubo de agua? - Me atrevo a preguntarle por fin. 

La chica asiente. Y cuando le traigo le cubo con la fregona. Lo mira sorprendida. Lo coge y se lo derrama encima dejando que le empape el poco uniforme de limpieza que trae. 

- Uysss. ¡Que torpe! - Dice.- Tendré que quitarme el corpiño. Y empieza a desnudarse mientras el suelo está empapado. 

Cojo la fregona y empiezo a recoger el agua que ha tirado. La chacha está buenísima pero me va a joder el suelo de parquet. Ella se queda contrariada y desnuda. 

- No, deja. -Me dice mientras intenta quitarme la fregona.- Ha perdido el tono meloso de cuando entró. Como si ya no interpretase el papel.

- Mira... perdona pero creo que no sirvo para esto. Lo de ver limpiando a gente y sin hacer nada mientras... ¡Es que no me sale! 

- ¿Pero... ? ¿No te gusto? ¿Quieres que llame a otra compañera?

- ¡No, no! ¡Que va! Si tú eres un sueño. Es que no sirvo para estar ocioso mientras alguien trabaja. Y sobre todo en mi casa. 

- Pues... has pagado una pasta por dos hora. ¿Tú verás? 

- No te preocupes. ¡Dejaló! Lo siento es culpa mía. Y le señalo la habitación de invitados  para que pueda volver a cambiarse. 

Cuando sale lleva los vaqueros desteñidos y apretadísimos con una sudadera vieja de la UCO, al hombro una mochila que supongo tiene el uniforme y esos taconazos de vértido. ¡Desde luego está impresionante! Y yo he terminado de fregar el salón y empiezo a recoger la cocina cuando ella me llama la atención. 

- ¡Me sabe mal irme así! - Me dice. - Si quieres te ayudo. 

- No, en serio. Muchas gracias. Además ya he visto como limpias y la verdad... 

- ¿Qué dices? ¡Yo limpio de puta madre! 

Y con una de esas poderosas caderas rumberas me golpea quitándome el sitio frente al fregadero. Cogiendo el estropajo empieza a fregar.  

- ¡Anda! Tira para el baño que también lo tienes de aupa. Yo me encargo de la cocina. 

4 comentarios:

  1. Hay mucho intrusismo profesional en el sector de la limpieza y te cobran un huevo por nada. Habría que exigirle credenciales que traspasasen lo físico.

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    1. En este caso las credenciales venían con el cuerpo. Esto era mas bien una Kata de limpieza. Mucha pose pero paramedalla.

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  2. un kata de limpieza, me ha gustado :)

    es que no se puede estar a todo, o limpiamos o posamos...

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  3. Y así, todo quedó limpio...

    Creo que el sueldo de nadie alcanza para estos menesteres.

    Saludos,
    J.

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