Una manada de lobos aulladores sale por los altavoces de la televisión. Adolescentes bregando con su juego favorito tienen a los personajes de mis libros arrinconados en la cocina. Snake, Drake, The Whitcher, Li y Zelda bregando y corriendo entre las habitaciones, tienen al Salvaje de Juan Guillermo, a Arturo Andrade, incluso al mismísimo Chinaski, acojonados en la cocina. Ahí es donde escribo, esperando que se diluyan poco a poco los pixels para salir cortar la corriente eléctrica. Y es que sin luz... no son nada.
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