de Suzanne Valadon. |
Le sonríe a su interlocutora y comienza a recogerse el pelo. Las manos arriba. Haciendo una larga cola. Engomillándola una vez y otra mientras los brazos desnudos muestran sus axilas. Brillan. Su pecho se adelanta y se agita en cada movimiento de las manos buscando la goma.
Son solo siete y ocho segundos. Ella lo hace tan natural y para mi abre un mundo de cosquilleos.
No hay nada tan erótico como una mujer arreglándose el pelo.
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