Llegaba tarde. Sudado. Con prisa por entrar en la ducha. Por "empezr a oler a persona" como decia él. Si intentaba besarlo nada mas entrar en casa, hacía aspavientos. Después, después, después me decía y terminaba por conformarme con una carantoña a distancia.
Estaba guapísimo cuando salía. Perfumado, afeitado. El gimansio le iba sentando cada día mejor. Sonreía, era atento, cariñoso. Tenía a mi lado la mejor versión de mi marido desde hacía años. Musculoso, atento, encantador. ¡El marido ideal! Pero... echaba de menos los arranques de antaño. Los besos desesperados, los puñados en el culo, y... ¡Joder, echaba de menos follar! ¡Ni un puto polvo en tres meses con la mierda del gimnasio!
normal se los lleva marta!!!
ResponderEliminarTu has empezado por el final. ¿Verdad?
Eliminarsiiiiii jajajajaja
Eliminarcomo siempre, voy a destiempo....
spoiler, juana??????
ResponderEliminar"mira que te diga...." a mi el gimnasio me deja cansada pero sin ganas de follar, no! de hecho, mi profe está tan bueno que vuelvo a estar permanentemente cachonda y con fantasías sexuales.....no dejaré el gimnasio en la vida!!!!!!!!!!!!!
A mi la profe no me motiva nada. Eso si, la rubia de pilates.... PUFFF
Eliminar