Regomello.
Cuando Eusebio llegaba a casa las luces ya estaban apagadas. Dejaba su cartera en el salón, cansado, se acercaba a la habitación de los niños. Apoyado en el marco de la muerta los veía dormir plácidamente. Sentía cada hora que no pasaba con sus hijos, con su esposa. Quiso acercarse y besarlos en las mejillas y era cuando lle legaban los remordimientos. En su barba aún conservaba el olor del coño de Almudena. Entonces se atusaba el bigote, se acercaba torpemente y les ponía la mano sobre la cabeza sin llegar a tocarlos.
muy hiriente...... remordimientos.....
ResponderEliminarPor mi parte ninguno. El personaje si que parece tenerlos.
ResponderEliminarno lo decía por ti... ni por tu personaje....
EliminarPrimer paseo por tu espacio. Me encanta el título (muy manchega la palabra, jajaja).
ResponderEliminarEspero pasearme yo también por aquí de vez en cuando.
Ah!, y gracias por el enlace a la derecha. Muy gratamente sorprendida!.
Hola Laura. ¡Muy bueno tu blog! Espero encontrar tiempo para ir visitándolo de vez en cuando.
EliminarMenudo cabrón
ResponderEliminarRecuerdo una frase de Joe Pesci en "Casino" le preguntaban porque se iba de putas y le decía que le hacían cosas que no le hacía su esposa.
Eliminar- ¿Por qué no le pides que te lo haga ella? - Le volvieron a preguntar.
- ¿Estás loco? - Respondió él alterado.- Ella es la que besa a mis hijos cuando se van a la cama.
Recordé esa escena cuando escribía.