Al morir la Nana los fantasmas volvieron a dormir con el abuelo. Fue entonces cuando conocimos a Don Eusebio. Lo llamó el tío Alvaro, el mayor. Los demás no habíamos oído escuchar nunca hablar de él. Se quedó en casa de el viejo y durante los cinco meses que sobrevivió a la Nana lo apaciguó, lo tranquilizó e incluso hizo que sintiésemos algo de pena cuando se marcho a buscarla. No fue hasta más tarde cuando descubrimos algunas fotos en las que aparecían los dos: El abuelo y Don Eusebio estuvieron juntos en la guerra civil. Y entonces nos lo explicó.
- Tu abuelo tiene sus fantasmas y los míos. Yo nunca fui capaz de disparar. Podían haberme fusilado si lo hubiesen descubierto pero nadie llegó nunca a enterarse. Tú abuelo, al contrario, tenía puntería por los dos, y vista. Abatía a los soldados como si fuesen de juguete, con su fusil y el mío. A veces en la trinchera, de noche, cuando intentaba dormir volvían a su sueño. La mitad de esos fantasmas deberían ser míos.
fantasmas tenemos todos, pero tenerlos de esa forma..... ufff....
ResponderEliminarel pobre abuelo descansa ya cn ellos...
Con los fantasmas se convive y, a veces, incluso benefician. Otros...
EliminarNo dispara, no habría sobrevivido con esos fantasmas, a diferencia del abuelo. Le salvó la vida en más de un sentido.
ResponderEliminarDebe ser duro una guerra. Es algo que me llama la atención, la fraternidad de los amigos, el odio visceral a un enemigo que ni siquiera conoces, o quizá ni siquiera es odio. ¡No se! Me llama la atención, pero espero no tener que vivirlo, solo imaginarlo.
EliminarUna de fantasmas, muy buena...
ResponderEliminarRegulera solo.
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