Era barata así que no me importó que la chaqueta tuviese tres mangas. Siempre me gustó estrenar, así que ni siquiera hice por arreglar aquella manga que se quedaba desparejada. Mi madre se encargaría de ello. Salí de la tienda con ella puesta. Al rato noté un cosquilleo en el lugar en el que se encontraba, la poca costubre, supuse, de llevar una prenda con mangas de sobra. Pero cuando vi asomar una mano por esa manga... ¡Joder! ¡Era mia! Un nuevo brazo me había salido y se hacía dueño y señor de esa manga desparejada. Mi madre está enfadada conmigo. Por un lado se alegra de que haya empezado a preocuparme por el dinero y empiece a comprar barato por otro... en vez de una prenda está rectificando todas las demás.
a saber para que utilizarás tú la 3ª mano..... miedo me das!!
ResponderEliminarUysss ni recordaba esta entrada. Estas son de las que saltan así sin venir a cuento y ni me entero. Pero... ya sabes. Siempre faltan manos.
ResponderEliminarYo me estoy acostumbrando otra vez a comprar barato y efectivamente hay veces que es peor el remedio que la enfermedad
ResponderEliminarEsta es la otra rara. Al final lo barato sale caro. Consejo marujil.
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