La fotografía de la que estaba tan orgullosa le costó dos disgustos. El primero fue a causa de su padre. Cuando la vio en el escaparate del fotógrafo fue directo a casa y recibió el último tortozo que le daría en su vida. El segundo disgusto llegó más tarde. Baldomero, que se había enamorado de ella antes de conocerla en ese mismo escaparate, la pidió en matrimonio. El segundo disgusto llegó, concretamente, cincuenta y siete años más tarde, cuando Baldomero murió.
o una alegría, según se mire.... porque quedarse viuda, a veces es un respiro ;)
ResponderEliminarA ver, ¿quien lo escribe? Pues si digo dos disgustos son dos disgustos. Otro día te pongo las alegrías porque alguien se muera. Pero en esta toca disgusto.
Eliminarbuenooooo..... pues nada, un disgusto!! y muy grande!!!
EliminarPor lo menos, el tiempo que vivieron hasta ese día, mereció la pena.
ResponderEliminarEso parece.
EliminarBueno,al menos el segundo disgusto tardó unos pocos años y al menos le dió tiempo a recuperarse del primero!Me gusta la foto
ResponderEliminarTambién a mi me gusta la foto. De echo, el micro aparece por la foto, no al revés.
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