A veces algo de lo que pasa por la vida se filtra en este blog. Otras veces es la fantasía la que se da una vuelta.
El formato corto predomina pero siempre hay excepciones.
3/5/12
Creyente.
A veces Dios se presenta de las maneras más insospechadas: En los pasos de un renacuajo En un cigarro aliñado. En una bombilla de feria. En el broche de un sujetador.
Estoy de acuerdo en todo salvo en el broche de los sujetadores: en algunos de ellos parece haber puesto la mano el diablo, de lo liantes que son. Y lo mal que queda uno, además, peleándose con el dispositivo siniestro, tardando, haciendo pensar a la portadora que tal vez no sea uno tan experto como parecía....
oooooohhhh pero qué moñas te estás volviendo, Bubo. Estoy con Rick, a Dios se le ve cuando por fin te quitas/quitan el sujetador y te dejas verter por todos los confines de tu cuerpo serrano sin ataduras ni presiones.
Tienes razón Maripili, estoy de un moñas que no me aguanto. Personalmente me faltan dos entradas más en este plan para darme asco. Pero... ¿que quieres que te diga? ¡Ya tocaba! Y además lo estoy disfrutando.
A veces es los broches del sujetador está Dios y todos los apóstoles, para impedir que te salgas con la tuya, pero cuando lo consigues... ufff, eso sí que es divino.
A eso me refiero a ese momento en que por fin se abren, esa satisfacción que da, como cuando eras pequeño y tu padre te prometía un helado y no habías sido tan bueno como se esperaba, ese momento en que veías que lo había pagado y el heladero lo ponía en tus manos. Ese es el momento de desabrocharse el sujetador. (Claro que quizá el helado no estaba tan bueno, pero eso ya es otra cosa.)
Estoy de acuerdo en todo salvo en el broche de los sujetadores: en algunos de ellos parece haber puesto la mano el diablo, de lo liantes que son. Y lo mal que queda uno, además, peleándose con el dispositivo siniestro, tardando, haciendo pensar a la portadora que tal vez no sea uno tan experto como parecía....
ResponderEliminarSr. Rick todo es cuestión de práctica.
EliminarOhhh que bonito el final!!!
ResponderEliminarMe ha gustado si, me ha gustado!
A mi también me ha gustado. Me ha gustado mucho, mucho, mucho.
ResponderEliminarPues... gracias, gracias, gracias.
Eliminarme encanta el final!
ResponderEliminarBueno Celia, a ti como me va a salir gratis solo dos veces: Gracias, gracias.
Eliminaroooooohhhh pero qué moñas te estás volviendo, Bubo.
ResponderEliminarEstoy con Rick, a Dios se le ve cuando por fin te quitas/quitan el sujetador y te dejas verter por todos los confines de tu cuerpo serrano sin ataduras ni presiones.
Tienes razón Maripili, estoy de un moñas que no me aguanto. Personalmente me faltan dos entradas más en este plan para darme asco. Pero... ¿que quieres que te diga? ¡Ya tocaba! Y además lo estoy disfrutando.
EliminarA veces es los broches del sujetador está Dios y todos los apóstoles, para impedir que te salgas con la tuya, pero cuando lo consigues... ufff, eso sí que es divino.
ResponderEliminarA eso me refiero a ese momento en que por fin se abren, esa satisfacción que da, como cuando eras pequeño y tu padre te prometía un helado y no habías sido tan bueno como se esperaba, ese momento en que veías que lo había pagado y el heladero lo ponía en tus manos. Ese es el momento de desabrocharse el sujetador. (Claro que quizá el helado no estaba tan bueno, pero eso ya es otra cosa.)
Eliminarque romántico te leo Bubo, así da gusto leerte!, por cierto, los broches de los sujetadores son todos iguales!
ResponderEliminarPues yo me conozco al menos tres tipos, a bote pronto. Si lo dices porque son todos complicados... bueno.
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