Pues si... me pilla el cuerpo un poquito insomne así que decido levantarme de la cama. Hoy duermo con el peque en su habitación. Mi cama me la tiene ocupada un gnomo tipo David, con su Elisa. Así que les cedo el lecho, y lo peor... el fresquito que entra en mi habitación. Dormir con mi mochuelo es complicado. Primero porque suele hacer toda clase de ruidos, se mueve como si estuviese permanentemente jugando a la Wii, con patadas y bofetadas que recibe uno estoicamente para no alterar el descanso del infante. Pero lo peor de dormir con él es que me recuerda el tiempo que tuve que hacerlo cuando mi vida era totalmente una mierda. No es que haya mejorado mucho pero al menos ahora es una mierda consistente en vez de ese tipo diarréico y asqueroso que parecía hace unos años. Cuando duermo con él, me da miedo que la noche lo cubra por completo, que no tenga luz a su alrededor, que mis recuerdos de sangre, de hospitales, de insultos, de gritos y mentiras se le acerquen y lo despierten. Cuando tengo que dormir con él, intento mirarlo y entonces le veo su cara despreocupada, a veces sonríe y me llega una felicidad muy tonta que se instala solo durante tres segundos para seguir asustándome. Cada vez pienso menos en que su madre nos jodió la vida, pero es algo que inevitablemente vuelve a mi cabeza esas noches. Hoy antes de despertarme he contestado correctamente tres preguntas de esas existenciales, ahora no las recuerdo pero espero que vuelvan a la memoria cuando necesite de ellas. Cuando tenga que dar respuestas por algo que me encontré.
Sigo insomne y esto tiene pinta de no mejorar, al menos hoy. Mañana... ya veremos. Por el momento voy a seguir intentandolo. Es tarde, en el salón entra un aire muy agradable que mueve ligeramente el stock. RN3 tiene puesto un blues que me gusta y el traguillo de whisky se ha acabado. Creo que no volveré a la cama, que me quedaré aquí, en el sofá bajo la ventana. Mirando las luces de la calle, como aquel día que me desperté en una casa y tuve tanto miedo que no fui capaz de decir te quiero. Me gustan las luces que amarillean la acera. Los gatos duermen en el jardín, bajo el limonero del piso. Y este buho va a prepararse un café, sin hacer ruido para no despertar al resto de la casa, mientras espera que llegue el sueño, o la mañana.
las noches insomnes y solitarias son peligrosas.... los pensamientos que inspiran los hijos, pueden ser....aterradores, o expansivos como una galaxia. Está tu amor a tu gente, tus relaciones con el mundo, y luego está la realidad, lo que sientes por hijo, que está más allá del tiempo, y del espacio.
ResponderEliminargata... luego vuelvo a leerlo porque acabo de levantarme y no me entero de nada. Ni siquiera de que coño he escrito yo. O quizá estoy intentando engañarme otra vez. Luego lo pienso.
ResponderEliminarPues ojalá fueras más insomne y escribieras más así´:)
ResponderEliminarEs una sensación agridulce, dormir con los niños: por una parte están las patadas y los sopapos inconscientes, pero por otro se siente uno en la gloria. Disfrute de esa sensación mientras pueda, porque dura menos de lo que ahora le parece. Y que viva el insomnio, si es por eso y aún encima da para escribir este tipo de cosas.
ResponderEliminarno lo pienses mas.....un besazo
ResponderEliminaranika... no mejor no pensar mucho.
ResponderEliminarSr Rick, Jart... no si se agradecerles el comentario o colgarlos del minarete de la Mezquita, eso si, de dos a cinco, para que solo disfrutemos de su baile los insomnes cordobeses.
creo que todos los que tenemos hijos alguna vez, por no decir muchas hemos pensado todo ese tipo de cosas, aún sin estar separados de las parejas... lo que sientes es del todo normal. Aprovecha que estos días hace fresco en Córdoba para estar junto a la ventana.
ResponderEliminarjuana la loca