Nunca entendí tus versos.
¿Metafísicos? ¿Psicológicos?
Etereos mensajes para otro tipo.
Alguien que te dejo
por una pija del centro
y no perdonaste.
Nunca entendí esa poesía
que encubría tanta deseo contenido
tanta rabia.
¿No se cuantos senderos recorridos
para atravesarle el alma con un alfiler?
Nunca entendí como terminaste
en mi cama.
Escribiendome gilipolleces en la espalda
con la tinta invisible de tus dedos.
Qué genial. Me gusta.
ResponderEliminarCaricias en la espalda,... sublime sensación.
ResponderEliminarLo sabía. ¡Que hijo de puta!
ResponderEliminarEl día de la cata. ¿Verdad?
Irene... ¡Me alegro!
ResponderEliminarCharlotte... A mi me encanta cuando me pasan las uñas largas. (Bubo con cara de Homer Simpson babeando)
Anonimo... Desde luego no es necesario que pongas el nombre. Y la culpa fue tuya, si no me lo hubieras puesto a huevo con la "taja" que llevabas...
Pues entonces no te quejes tanto Bubo de que te lo pusieran a huevo, lo disfrutaste!
ResponderEliminarParece que la buena de Esther primero se despachó a gusto con el ex y luego, ya más relajada, se puso a escribir sobre ti.
ResponderEliminar¿De qué te quejas?
Hay cosas que no hay que entenderlas...es perder el tiempo.
ResponderEliminarBasta con sentirlas.
Déjate ya de pegos, y vente ya!
ResponderEliminarJuana, Pasente... ¡que no me quejo! Si acaso... de no entender lo que escribía la tía.
ResponderEliminarFiebre... eso es algo que me ha costado "entender". Pero estoy en ello.
Iren... Ya estoy aquí. Eso si, despistado que con las ganas que tenia de volver a hacer cosas... me he liado. Se me acumula el trabajo.
Me encanta!!
ResponderEliminarLos textos escritos en la espalda requieren de mucha práctica para entenderlos. Sólo tienes que intentarlo una y otra vez
ResponderEliminarEl texto (éste, no el escrito en la espalda) me pareció muy bueno
Besos