... a la placidez del sueño y, cuando regresé a la vigilia, me vi empapado y temblando de miedo. Me perdí detrás de una mujer, y cuando me di cuenta, estaba desnudo y sin un centavo. Me dejé flotar en el vaivén de las olas, y cuando volví en mí, me hacían respiración artificial. Definitivamente, no puedo dejarme solo.
de Raul Blascas
Te viene al pelo con la trayectoria que llevas últimamente.
ResponderEliminar:P
Por eso me ha hecho tanta gracia.
ResponderEliminarLas mujeres, las mujeres!
ResponderEliminarmorir al pié del cañón!!
ResponderEliminarAy! Tantas veces que llegué a la misma conclusión...
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