No se si recordais cuando ibaís al médico. A mi Don Fernando, el pediatra, me daba siempre el palito con el que me abría la boca para ver las anginas. Daba igual que fuese por algo en la rodilla, por el hombro, un golpe en la cabeza... el caso es que siempre salía de la consulta chupando ese palito. ¡Me encantaba! Pero lo mejor de ir al médico es que ese día era como si fuese fiesta. Te levantabas tarde mientras los demás se preparaban para ir al cole o al insti, por su puesto no ibas a clase en todo el día y lo mejor... tu madre estaba pendiente de ti. En mi casa, que somos cinco, tener a mamá todo el día a tu lado era un lujo.Además estaban los extras. Por que después pasabas por la papelería y siempre caía una caja de ceras, o un libro, o cualquier cosa para no aburrirte mientras estaba en casa. ¡Yo hubiese flipado con los canales temáticos! Pero hay que reconocer que me leí cosas muy buenas en esos días.
Bueno pues del Magnum está bueno hasta el palito. Y es que sabe igual que aquellos que me daba Don Fernando, pero con regusto de chocolate.
¡¡Ummmmhhhh!!
Es un vicio, lo del Magnum: cuando mis hijas eran pequeñas, con la excusa de comprar para ellas yo me comía otro.
ResponderEliminarjoer cómo estais con los médicos, yo tengo cita a las 6, 30 y algunas más con especialistas.....
ResponderEliminar¿Un vicio? Paseante, los vicios son otra cosa, es una necesidad.
ResponderEliminarYa veo gatuna que lo de los médicos nos ha pillado a todos hoy.
yo me comí el otro día ne la playa uno relleno de caramelo, avellana y la nata y todo recubierto con una capa gordisima de chocolate.... asi estoy: GORDA!!!
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