En casa siempre empezamos
con el número siete.
Luego vamos sumando
parejas,
e hijos que cuentan como uno,
pero a veces parecen tres.
Sumamos 21,
pero es fácil que pueda salir
una cuenta mas alta.
Este es el primer año que restamos.
Deberíamos empezar por seis
pero la costumbre sigue haciendo
que el siete sea el número de la casa.
Y también
una manera de recordar
a quien no está.
A veces algo de lo que pasa por la vida se filtra en este blog. Otras veces es la fantasía la que se da una vuelta. El formato corto predomina pero siempre hay excepciones.
31/3/19
29/3/19
24/3/19
El cajón de ajedrez.
No recordaba lo que era estar en un piso vacío cuando no te apetece. Siempre hay alguien, y si no lo hay el que se va soy yo. Pero esta noche vuelvo a estar frente a un ordenador, sin ganas de televisión y con la música mas alta de lo que debería, quizá así se noten menos las ausencias. Es tan fácil escribir cuando no hay otra cosa que hacer. Solo teclear. Sin querer pensar mucho por que esta soledad que se instala, solo por hoy quiero pensar. Aunque pensar nunca se me dio bien. Conoces los datos pero después, justo cuando decides, alguno nuevo se había colado, lo habías obviado y... ¡La cagas! Si, mi fuerte no es pensar. Con el ajedrez me aburro. No llego a visualizar las jugadas del adversario. ¡Joder, ni siquiera las mías! Yo siempre imaginé que lo mas divertido del ajedrez era cuando las fichas se encontraban en la caja. La reina blanca liándose con un peón negro. Los alfiles homosexuales haciendo tríos entre ellos, o ellas, los caballos cagando por la caja y las torres engordando. ¿Qué coño comerá una torre? ¿Se alimentará de las migajas de galleta que cayeron de la merienda? ¿O fueron ellas las causantes de la perdida del peón blanco, ese que ahora lo suple una piedra de la playa? A saber que se cuece en un cajón de ajedrez. ¡Eso es lo que interesa! Después... cuando están en sus cuadrados, perfectos, alineados... Ahí solo les queda que representar un papel y a mi no me gusta condicionar a nadie. ¡Que vayan a su bola! Que acabe pronto la partida. Que puedan volver a su cajón de madera y ser quienes quieran ser. No quien le impongamos.
23/3/19
17/3/19
Tres horas.
Han pasado tres horas, lo sé por que tengo el reloj justo en frente. Tres horas con todos sus minutos, y sus putos segundos que ha marcado una varilla metálica como si fuese un diapasón. Toc, toc, toc, toc... diez mil ochocientas veces. ¡Tres horas!
Tres horas y ella sigue sin aparecer.
3/3/19
La caza.
"Debemos reaccionar ante la matanza indiscriminada de animales, como reaccionan los anticuerpos a las bacterias. Pero si la reacción es frente a algo inocuo, como el polen, provoca alergia por hiperreacción. Creo que la reacción de un sector de la sociedad hacia la caza es hiperreactiva."
Biólogo.
Extraído de esta entrevista dominical.