23/4/18

23 de abril.

Feliz día del libro.


12/4/18

Champions.

Después de uno de esos días completitos, con su poquito de hospital, y sus fontaneros de seguros, su vuelta al curro y una serie de tontos de libro llego a casa con ganas de olvidarme de todo. Silvia no está. Los miércoles va a la escuela de idiomas y aparece mucho mas tarde que yo. No hay ni ganas de comer. Abrazo el sofá como si fuese mi madre y allí me despatarro. Enciendo la tele y pongo un programa de historia en el que hablan de espadas del medievo. El móvil lleva con la luz parpadeando desde la siete de la tarde, ningún sonido así que nada importante. Me dispongo a ver las tonterías que mandan los amigos, alguna familia... lo típico cuando ya queda poco por hacer. En el grupo de primas (el único hombre soy yo) están hablando de fútbol. La Juve es capaz de volver a hacer la machada de la Roma, esa que nos hizo tanta gracia el día anterior y eliminó al Barça, con el Madrid. 
Silvia llega pronto. Una compañera la ha traído en el coche y viene cansada. Tampoco su día ha sido para tirar cohetes. Entra en la cocina y me pregunta si quiero algo para cenar. Le digo que no y escucho como abre y cierra cajones, el plof del frigorífico y agua en el fregadero. Mientras busco en el móvil la página del Marca. ¡Joder con la Juve! 
- ¿Y tú día?- Me pregunta Silvia dejando una bandeja con la cena en la mesa.
- ¡Fatal! Y encima la Juve va ganando en el Bernabeu. 
- Te estoy preguntando por el hospital.- Me recrimina. 
Y entonces le cuento mi día que es de esos que estas deseando olvidar pero vuelves a rememorarlo para que no se preocupe ella. Cuando acabo, corto muy pronto, vuelvo a mirar el whatsapp familiar. Un montón de comentarios de mis primas y hermanas sobre el partido. La mayoría somos del Madrid pero en todas las casa cuecen habas, así que la conversación en el móvil es entretenida. En la tele un tipo saca una espada de doble filo impresionante. Silvia ha estado comiendo mientras hablaba con su hermana por teléfono. Cuando termina empieza a hablarme de su familia. Me cuenta como su madre ha tenido que ir a... 
- ¿Otro gol? ¡Me cago en la puta! El tercero de la Juve y empata la eliminatoria. 
- ¡Te estoy hablando! - Mi grita Silvia. 
- ¡Si! Si te estaba escuchando. Me decías que tu madre había ido... pero no me has dicho nada mas. Te has parado ahí. ¡Es que la Juve ha marcado! 
Mientras termina el postre tenemos poca conversación o mas bien nula. Miro el móvil, en la tele otro nuevo programa de unos tipos que realizan con una forja armas blancas, y la web del Marca que por mucho que actualice no da un gol del Madrid. 
Silvia recoge su bandeja, se sienta a mi lado y mira la forja de la espada. Pasan unos minutos y sigue sin hablar. 
-¡Venga! ¿Qué te pasa? - Le pregunto meloso.
- ¡Joder! Que empiezo a hablarte y pasas de mi. Te pones con el fútbol y no hay otra cosa. Te pregunto por el hospital y me hablas de futbol. ¡Que le den por culo al fútbol!  Te estoy contando lo de mi madre y otra vez... 
La página del Marca se termina de actualizar. 
- ¡Penalti! ¡Penalti al Madrid y expulsión de Bufón! 

Y ahí estamos. Pasando la cuarentena del silencio marital. Espero que dure menos que la Champions por que al Madrid le quedan al menos dos partidos de eliminatoria mas. 

7/4/18

Cuando toca.

Lo que no haces con veinte lo haces con cuarenta. (O peor con cincuenta.)


Bubo dixit.
Que alguien lo diría antes, pero dudo que lo repita mas.

6/4/18

...

de Sebastiao Salgado. 

El mundo se le viene encima y solo tiene las manos para protegerse del temporal. Poca defensa la capa que la cubre y el ánimo de pelear ya lo perdió en la última batalla. La mirada en el suelo y solo una esperanza: Que sea rápido. Que no haya mas dolor. 

2/4/18

Décimo aniversario.

Aquí venía una entrada de un cambio de vida. De esos que te marcan y te enseñan mucho. De esos que crees que deberían de doler un poco pero es que ya dejaron de hacerlo. Solo quedan algunas de sus circunstancias: visitas paterno-filiales de fines de semana, una deuda impagable con la familia, otra que solo es económica y si se va pagando, y un reencontrarse con uno mismo. Atrás quedaron otras circunstancias como el resquemor, incluso con un poquito de odio, y sobre todo mucho miedo a que saliese el sol. A los nuevos días. 
Esta noche vuelvo a dormir en un hospital. Como hace diez años. Pero no le temo a la salida del sol. Solo me queda darle las gracias por dejarme ver otro día. Hace diez años me cambiaron la vida, casi consiguen cambiarme a mi, pero solo durante unos meses. 
Aquí venía una entrada de como y por qué me cambio la vida pero... Hay cosas mucho mejores que hacer. Al final, es solo una efémeride.