Treinta y seis canciones hasta Granada.
Cuarenta y dos si respetas la velocidad.
Un año y cuatro meses
si eres tú el que esperas
una llamada, un mensaje,
que diga:
"Ya he llegado. Estoy bien".
A veces algo de lo que pasa por la vida se filtra en este blog. Otras veces es la fantasía la que se da una vuelta. El formato corto predomina pero siempre hay excepciones.
30/9/16
28/9/16
Contradicciones.
Me encanta que seas una persona llena de contradicciones. Solo tengo que esperar uno o dos días para que me des la razón.
27/9/16
Equívoco.
Suena el teléfono. Aún es de madrugada. Un número enorme que no distingo en el teléfono me hace cogerlo. Ni si quiera me da tiempo a aclarar la voz y contestar cuando empieza a hablar.
- Marco, soy Natalia, necesito que sea hoy. Te espero hasta que amanezca en la escultura del centro, donde me pediste.
Y colgó.
No me dio tiempo a decirle que se equivocaba. Que yo no era el tal Marco. Que ni si quiera estaba despiesrto cuando sonó el teléfono pero... esa voz... Era imposible colgarle. Senual, enérgica, una mujer decidida pero equivocada.
Vuelvo a tumbarme en la cama. Mejor dormir, ya se dará cuenta de su error. O volverá a llamar y entonces si me dará tiempo a decirle que se equivoca. Pero esa voz... Hace frío y seguro que va a estar esperando al imbécil de Marco que ni siquiera sabe que la ha llamado. Toda la noche en la intemperie, sin dormir, con este frio...
Y no me queda otra que vestirme, salir de casa con mas pena que gloria, vestirme y colgarme el chaquetón mas gordo que hay en casa. Cerca de la escultura distingo una figura, camino hacia ella, no faltan dos metros y lanzo una pregunta: ¿Natalia?
Entonces, como antes con el teléfono, sin dejarme contestar e igual de equivocada, me dispara.
23/9/16
HACER.
Al final la cosa está en hacer. Da igual, lo que sea, pero hacer. A ver... que el baño parece que pide una capa de pintura pero es que ahora... ¡Pues no! Compra un bote de pintura plástica, una brocha y empieza quitar muebles de encima, espejos, recoge la cortina de la ducha, esconde el peso y una vez que esté el baño desangelao empieza pintar. ¿Que es lo que ibas a hacer? ¿Ponerte a leer blogs? ¿ver una película? ¿hacerte otra paja? ¡Anda coño! Ya tendrás tiempo cuando te canses de sentarte y hacer todo eso, mientras tanto haz. Haz algo. ¡Haz lo que sea! Empieza un curso de inglés, corre seis o siete kilómetros, que al menos sin que sea por calor. Ve a comprar, lija la puerta que está pidiéndolo a gritos desde hace años, ordena el armario... ¡Si tienes cojones te metes en la habitación de los locos y empieza a tirar toda la morralla que tienes! El caso es hacer. No estar parado. No pensar (mucho). Hacer y a ser posible algo provechoso. Será por tiempo, será por falta de cosas.
Por que si no haces... Si no haces algo morirse de asco es una opción. Y de momento me niego a que sea la opción que quiero hacer.
P.D. De hecho. Hasta me están volviendo las ganas de escribir.
18/9/16
Domingo tarde.
Sin lugar a dudas, cada día lo llevo peor. ¡Una entrada! Una entrada para el mes de septiembre. Eso si, con la foto de Margot. Que ella sola ya vale por tres o cuatro post de estos chorrosos que me marco de vez en cuando. Podría contar mis vacaciones pero la verdad... No son para contar. Mis vacaciones han sido un puntito penosas. Podría contar que llegué con mucha ilusión a Córdoba el mes de septiembre, pero después se ha ido diluyendo con mas facilidad que un hielo en el cuarto whisky. Que me ha dado tiempo a viajar, sin hacer vilguerias, y por fin ver el Cascamorras, los encierros de Jerez del Marquesado. Que los viajes, aunque sean en plan formalito me dan media vida. Podría contar algo así pero... Pero hoy no doy con la tecla. Será que entre una cosa y otra las responsabilidades me están pesando mas de lo que me gustaría. Que lo peor es que no puedo quiero dejarlas de lado. Será que me estoy haciendo mayor y este blog empezó como una forma de perder la vergüenza, de contar lo que no me atrevía. Esas cosas que pasaban, o soñaba que pasaban, y no eran para contarlas al vecino. Solo para dejar memoria en algún sitio donde pudiese localizarlas y reírme pasado el tiempo. El Café del Búho, para ser un blog, un twitter, que nadie lee, lo conoce mucha gente y eso hace que cada vez me ponga mas trabas. Me jode, por que el problema no es el blog. ¡El problema lo tengo yo, coño! Que, a ver, si voy pregonando que los pensamientos de la gente me deben dar igual, pero luego voy y me salen entradas que no me aclaro. Bueno... y eso cuando salen. Esta mañana tenía una idea buenísima. ¿Sabeis donde está? En la mesilla, se debe haber caído desde mi cabeza al suelo, rondando la mesilla, las pelusas bajo la cama, ahí, junto con un bolígrafo azul que no encuentro, algún pañuelo sucio, y papeles de pictolines debe andar esa idea. Quizá un día salga en un #TocaLimpieza, o en la próxima pintura de habitación aparezca sin venir a cuento. Quizá esta noche vuelve a subir y me martirice sin dormir durante una hora, con suerte seré capaz de dejar apuntado algo en una libreta y al menos al día siguiente pensar que vaya mierda de idea me rondaba la cabeza. Pero ahora mismo solo pienso en que era genial, que me tuvo en vela casi una hora y no fui capaz de escribirla. Y lo peor... que estoy desarrollando una entrada de blog pesima de algo que no tienen ni pies, ni cabeza.
Hoy es domingo. A estas horas debería estar con mis padres tomando un helado o acompañándolos a misa, (cosa que me hace poca gracia pero si a ellos le hace ilusión... ¡Ni se plantea!) Mi nene, mi nene cada vez es menos nene, ha salido en autobús para irse con su madre. Mi caja de cerillas, leer mi piso, se vuelve a hacer mas grande. Y lo peor... menos recogido. Es domingo, y como buen domingo por la tarde, es uno de esos momentos para plantearse la próxima semana, el próximo mes, un buen domingo para mirar al futuro y confiar en que la vida no es tan asquerosa como podemos pensar.
8/9/16
Margot.
La he vuelto a ver. Con su aire infantil y esa pose de borrachera/resaca diaria.
La he vuelto a ver. Golpea como siempre, con la fuerza de un gorila defendiendo terreno. Con una mirada que pide a partes iguales una suave caricia en la mejilla o una bofetada a manos llenas.
La he vuelto a ver.
Y sigo enamorado.