- Hola buenos días. ¿El señor Bubo?
- Ehhh. Si. Dígame.
- Verá usted es que venía a cortarle la relación.
- ¿Como? ¿La qué?
- La relación.
- ¿Pero... que relación? Si yo lo llevo todo al día. Lo tengo todo domiciliado y no me ha faltado un pago.
- ¡No, no! No tiene nada que ver. Usted es Bubo Bubo ¿verdad? Y tiene una relación con Silvia V. ¿No es cierto?
- Si, pero... ¿Y usted que sabe de eso?
- Es que yo soy el cortador.
- ¿Pero como que el cortador? ¿Así? ¿Sin avisar? ¿Pero si a mi Silvia no me ha dicho nada?
- ¿Como que no? ¡Aquí constan tres avisos! Los legales para cortar la relación.
- ¿Pero que tres avisos? ¡Que no me ha llegado nada! Ni certificado, ni por correo, ¡joder ni un whatsapp!
- ¡No, hombre! ¡Que va! En las relaciones los avisos vienen de otro modo. A ver... le leo.- Y el tipo empieza a rebuscar en una carpeta de expedientes.- ¿Recuerda usted el día de su salida intempestiva? ¿El día que llegó como una cuba cantando esa de Nino Bravo: "Libre, como el sol cuando amanece yo soy libre"?¿Recuerda usted haber preguntado siete veces a Silvia si le pasaba algo?
- Ehhh! Creo que si. Pero no le pasaba nada.
- Pues eso fue un aviso. Seis veces le dijo que no le pasaba nada y a la septima, leo textualmente: ¡QUE NO ME PASA NADA COÑO! ¡QUE PUEDES VENIR A LA HORA QUE QUIERAS! ¡QUE HAGAS LO QUE TE DE LA GANA!
- ¿Y eso es un aviso? ¡Joder pero si no le pasaba nada! Lo dijo ella.
- ¡Pero hombre de Dios! ¿Como que no le pasaba nada? ¡Eso es un aviso en toda regla! Si es lo básico que se da en relaciones heterosexuales. Eso tiene la misma validez que un recibo de luz impagado. Con tres seguidos... ¡Se corta! Y usted en este momento lleva tres seguidos. ¡Por eso estoy aquí! Para cortar la relación.
- Pero... pero... ¡Oiga!
- Mire usted, señor Bubo, lo siento pero yo aquí soy un mandado.Si me hace el favor de firmar aquí.- Y señala un cuadradito en un folio.
Es entonces cuando se oyen tacones en la escalera. Es Silvia que llega a casa.
- Hola buenos días.- Le dice Silvia
- Buenos días.- Responde el cortador.
- Oye Silvia... ¿Por qué no me habías dicho nada?
- Nada... ¿de qué? - Pregunta Silvia mirando tanto al cortador como a mi.
- De esto. De que querías cortar. Este hombre que viene a cortar lo nuestro.
- ¿Como?
- ¿Es usted Silvia? - Pregunta el cortador un tanto sorprendido.
- Si.
- Pues nada. Que como usted ya le había dado los tres avisos... Yo venía a cortar. Si usted no lo hace lo hacemos nosotros.
- ¿A cortar con Bubo? ¿Y me va a quitar a mi el gusto de hacerlo? ¡No, señor! Si corta alguien corto yo.¡Vamos! Que llevo cuatro años aguantándolo para que ahora llegue otro y lo mande a la mierda. Ese gusto me lo doy yo. Así que ya puede salir por donde ha venido.
- Pero es que los tres avisos...
- Pues me borra uno. El último de Nochevieja. Me lo deja en medio aviso o lo que quiera. Y no se preocupe que ya me encargaré yo de hacérselo saber. ¡Vamos hombre! Cortar con este sin que yo me entere. Así que... ¡Adiós!
Silvia me echa a un lado y cierra la puerta.
- Silvia, niña... ¿te pasa algo?
- Mira, calla, calla y déjame un ratito tranquila.- Dice mientras va quitándose el abrigo y se dirige a la habitación.
- Vale...
Sigo al lado de la puerta. La abro solo un poco. El cortador está aún en el rellano del piso.
- Oiga... Y esto... ¿Como queda?
- Pues ha tenido usted suerte. Ha llegado la suministradora y ha interrumpido el corte. Pero que sepa que esto va para adelante y... ¡Ya sabe! Otro aviso y... ¡Venimos a cortar! Usted vera. Póngase las pilas.
- Estoy en ello, estoy en ello. Gracias. Y... Perdone las molestias.
Cierro la puerta y voy para la habitacion.
- Silvia... ¿Como estás?¿Te pasa algo?