29/4/14

Sin prisa.

Correr.
Solo un poco.
Lo justo para sudar.
Para darte cuenta de como la brisa refresca al parar. Y mirar a un lado, a otro, sin nadie cerca. Con alguna hoja esperanza que te saluda.
Volver a Correr.
Sentir velocidad, ganas de llegar, más ritmo, más rápido.
Pero... ¿a donde?

Parar.
Dejar que la brisa se acerque, y traiga personas, y años.
Para andar con ellos, todos de la mano. Y quizá, animar a alguno a echar una carrera, sin prisas. Solo por volver a sentir la brisa al parar. Solo por recordar.
Andar.
Andar mucho. Con ganas.
Sin dejar de caminar.
Sin saber a donde llegar. Solo por andar.
Sin prisas.


9/4/14

A mi, lo que me gustan, son las mujeres.

Mi chica me pregunta si he visto a la "muñequita" guapísma que está limpiando mesas. Le contesto la verdad, que si, pero que no le he echado muchas cuentas. Es entonces cuando me fijo. Es cierto. Es guapísma. Y sé porque no se había quedado en mi retina. La vi de pasada, con su camiseta ancha y gris cuando me fijaba en la mujer de tipo griego con nariz aguileña y vestido corto verde que llebaba la bandeja con las copas, cuando recogió una taza de la madre de poco pecho que cada vez que se acachaba a hacerle cucamonas al bebé dejaba ver un escote amplio sin un sujetador que ocultara nada. Creo que fue ella también la que le entregó unas servilletas a la mulatona de la barra con el culo mas redondo y apretado que he visto en lo que llevamos de primavera, y estoy convencido de que que también se fijaron en la "muñequita" cuatro mujeres con tatuajes y piercing que se comían la boca. Una con la boca pequeña, roja, de esas para imaginarla haciendo dibujos en la piel. 
No, no me había fijado en esa chica tan guapa, entre otras cosas porque tenía en frente a una mujer impresionante, con gafas y pinta de secretaria del un dos tres, con piernas kilométricas y una sonrisa que cuando me mira se contagia. Y es que uno no tiene tiempo, ni ganas ya para ir fijándose en niñas. A mi, de siempre, me han gustado las mujeres. 

8/4/14

La armónica.

La bolsa había recibido infinidad de golpes. Una de sus asas estaba rota y la otra no tardaría en caer. Las costuras mostraban puntos deshilachados y sobresaliendo por uno de ellos unas bragas de color verde parecían querer ver la luz del sol. 
La chica entonces la dejó caer a su lado. Tanteando entre la ropa buscaba sin encontrar nada, por fin, de la desvencijada bolsa sacó una armónica. Se sentó en cuclillas dejando el vuelo de su falda en el regazo. Delante de ella colocó un pañuelo que también había extraído junto con el instrumento. 
Fue entonces cuando comenzó a tocar. Nunca, nunca, nunca en mi vida había escuchado a alguien hacerlo tan mal. 

5/4/14

Respirar.

Por la nariz, o por la boca, inspiras. El aire llena tus pulmones, se encargan de llevarlo a todo tu organismo, vuelve a salir por la nariz y por la boca convertido en anhídrido carbónico. Y así llevas haciendo desde que un tipo te dió una cachetada en el culo. Respirar es taaan fácil. 

Y entonces... ¿por qué no lo consigo cuando ella llora?

4/4/14

Oiga doctor.

Oiga, doctor,
devuélvame mi depresión,
¿no ve que los amigos se apartan de mí?
dicen que no se puede consentir
esa sonrisa idiota;

Oiga, doctor,
que no escribo una nota
desde que soy feliz.

Oiga, doctor,
devuélvame mi rebeldía,
ahora que a la carta ceno cada día
y viajo con American Express
algunas de las cosas,
oiga, doctor,
que imaginaba odiosas...
¿sabe que están muy bien?

Oiga, doctor,
esta vez le falló la acupuntura,
¿acaso no le pago las facturas?
déjeme como estaba, por favor,
oiga, doctor,
a ver si tengo cura,
solo quiero ser yo
y ahora parezco mi caricatura.

Oiga, doctor,
devuélvame mi fracaso,
¿no ve que yo cantaba a la marginación?
devuélvame mi odio y mi pasión,
doctor, hágame caso,
quiero volver
a ser aquel payaso
con alas en los pies.

Oiga, doctor,
devuélvame mi excitación,
llevo ya cinco meses sin una erección,
incluso en un gimnasio me inscribí
pero no me curaron,
oiga, doctor,
cada miembro me hincharon
menos el viril.

Oiga, doctor,
esta vez le falló la acupuntura,
¿acaso no le pago las facturas?
déjeme como estaba, por favor.

Oiga, doctor,
que ya no se me empina,
desde que me mandó
tener cuidado con la nicotina.
Nada de disimulos,
la cumbre se me está
clavando por momentos en el culo.

Joaquín Sabina. 


Y es que a veces no sabemos lo que queremos. 

2/4/14

VI Aniversario



El suicidio es un arma de destrucción masiva. Con un solo acto matas a la familia, a los amigos, a tu pareja, a tus hijos...



Bubo dixit.

Frases encontradas.

Acabo de encontrar un libro, un blog, un tipo y varias sentencias que me encantan. Bueno... de encontrar nada,  Testigo Protegido (@Testproteg) me lo ha puesto en la cara. Se trata de Juan Berrio, y su libro: "Cuaderno de frases encontradas". 



No se si a vosotros os pasa. A mi si. ¡Todos los días! Vas paseando con tu música de Enya, en plan tranquilo. Pensando que los árboles del las calles tienen un color precioso que la primavera es de los más comercial que se han sacado los grandes almacenes. Recordando la película del día anterior, la cena, esa sonrisa que te dedicó la chica de la bicicleta cuando tuviste que pararte para dejarle paso. Y entonces, entre una canción y otra, en ese intervalo de dos segundos escuchas:
"Ya era hora de que se muriera. Lo estaba pidiendo a gritos". Enya vuelve con los primeros acordes, es suave, es apaciguador pero tú ya no la escuchas. Ahora miras a un lado, a otro. ¿De donde ha venido esa frase? La retienes en tu mente. "Ya era hora de que se muriera. Lo estaba pidiendo a gritos" ¿Quién lo ha dicho? Cerca de ti hay varias personas pero parece que solo tú la has escuchado. O al menos parece que que eres el único al que le afecta. ¿De que estarían hablando para decir eso? Ni siquiera puedes poner cara a esa frase que, además, parece que cada vez se escucha más clara: "Ya era hora de que se muriera. Lo estaba pidiendo a gritos". Te quitas los auriculares. Enya cae por tus hombros y prestas atención a lo que dicen los demás. Ninguna voz se escucha igual que la que retumba en tu cabeza con la frase. Ahora eres tú el que destacas. Estás parado. Escuchando a los demás. Haciéndote notar. Y te miran. Vuelves a colocar los auriculares. Sigues andando. Pero no puedes dejar de pensar en esa frase. En esa "frase encontrada" que te lleva hasta el trabajo, hasta la casa de tu novia, a donde sea. Esa frase que ahora te acompaña y hace que vivas una película en torno a ella. ¿Quién se habrá muerto? ¿Por que lo estaba pidiendo a gritos? ¿Que habría hecho para que hablasen así de él, o de ella? ¿Sería un alivio esa muerte? ¿Para quien? Solo te saca de tu ensimismamiento la llegada a tu lugar de destino. O alguna de esas canciones "berriondas" que no sabes como llegaron a tu ipod. El caso es que esa frase encontrada ya es tuya. Puedes hacer lo que quieras con ella. Y Juan Berrio se ha sacado un libro con ilustraciones la mar de entretenido. 

1/4/14

3 Canciones imprescindibles para un día como hoy. Para mandar a tomar por culo al mas pintado.



1.- Que te follen. La cabra mecánica.

Imprescindible. Un grito, una desesperación. Da igual la letra. Esta canción es para pasarla el primer minuto y no dejar de cantar hasta el final. ¡DESAHOGO TOTAL!

2.- Mi jefe. Mojinos Escozíos.

Para días, y últimamente hay muchos, en los que el curro se hace insoportable. No por que la gente es rara, o tiene un puntito "peculiar" si no por la falta de organización, por las tonterías que se inventan y solo pueden llevarse a cabo durante una semana porque no entran dentro de ninguna lógica. Por todas las tonterías que se hacen sabiendo que no llegan a nada.


3.- Solo quiero que te mueras. Los Tronchapenkas.

¿Quien no se ha encontrado con alguna persona al que no se le desea ningún mal? Ni un accidente, ni un mal tropiezo, ni una novia o novio que le rompa el corazón. ¡No! Solo que se muera. (Y a ser posible rápido.Sin dolor pero que se quite de la circulación lo antes posible.)



Las ideas.

A veces el río baja turbio, mucha agua. Desbordante. Anega y riega, fertiliza las orillas, incluso se mete donde no debe. Nunca dura más de una semana. Cuando el río baja así deja enfangado todo a su alrededor. Después las aguas comienzan a recuperar su calma. Vuelven a su cauce. El río entonces viene limpio, claro, los sedimentos están posados y quizá para llegar a ese agua tengamos que mojarnos las botas, pisar el lodo y las ortigas que van naciendo.
Hay etapas en las que el río se seca y nos hace falta agua. A veces tenemos un pozo cerca y podemos seguir bebiendo durante más o menos tiempo. Otras... el pozo empieza a secarse y no hay manera de beber. Quizá está sucio. Quizá hay que limpiarlo. Quizá... y bajamos al pozo para encontrarnos una charca embarrada, una charca de la que no sale un vaso de agua, o como ahora... un micro sobre la falta de imaginación.