28/6/13

Vacaciones.

Pues si. ¡Ya tocaban!  Como le he dicho a Juana en un comentario, estoy en ese momento en que, después de una noche de jarana, estas llegando a casa con ganas de ir al servicio. A medida que se va acercando el baño sientes que no puedes aguantar más. Que vas a llegar en el momento justo, que si tu piso fuese una planta más arriba, o solo el baño dos metros más atrás te meabas en los pantalones. Así estoy yo. Si mis vacaciones, por cualquier circunstancia, se retrasasen unas horas me derrumbaría y me echaría a llorar. (Bueno, quizá sea excesivo, pero ¿entendéis, no?)
El caso es que las tenía perfectamente organizadas, con su escapada a una residencia de tiempo libre, sus días con el peque en plan padrehijo, algún viaje para ver a amigos... pero olvidé lo más importante: El futuro no existe, tú organiza lo que quieras que como haya un factor que no entre en los goznes que has marcado ya te puedes ir olvidando. Así que mis vacaciones se fueron al traste. Ahora ya solo espero que lleguen, con muchas ganas y sin ninguna mentalidad. Tengo varios viajes pendientes que, si salen bien, si no... ¡A tomar por culo! Lo que si tengo claro es que he vuelto a recordar que las cosas como vienen se van, que hay que buscarse la diversión y las pequeñas alegrías día a día sin esperar uno en concreto y que en los próximos días no tengo que ir a trabajar. (No creas, con mis compañeros me llevo muy bien y los voy a echar un poco de menos. Eso si lo "amortiguaré" con el grupo de WhatsApp. Los quiero pero no tanto como para perder mis vacaciones.) Ahora entre libros, cámara y juegos, (esto último va a ser obligado con el niño rondando) van a pasar los días. Lo único a lo que pienso obligarme en estos días es a tener una charla larga conmigo mismo. Preferiría playa, o terracita de verano pero el lugar lo va a elegir mi otro yo. 

26/6/13

...

Hay días, y días. Y hoy es de esos días en que no. Que te subes en el peso del baño pensando que has cogido algunos kilos y resulta que es todo lo contrario que los has debido dejar en la cama, o entre los arreates del jardín. Que lo que tienes en el cuerpo no es de estar lleno sino de estar saturado. Que las pocas ganas de comer son porque en la garganta se ha atravesado el último vaso de agua. Que cuando los ojos no se abren más no es sueño si no hastío, que la responsabilidad se ha metido por las venas y te está inflando. 
Hoy es uno de esos días en que cuesta mirar hacia adelante, todo lo más tres pasos al frente para saber donde pisas. Para no perder el equilibrio, para seguir tirando y llevando lo que se considera una "vida normal". (Hasta la polla estoy de las vidas normales.) 

24/6/13

Camaradas

Al morir la Nana los fantasmas volvieron a dormir con el abuelo. Fue entonces cuando conocimos a Don Eusebio. Lo llamó el tío Alvaro, el mayor. Los demás no habíamos oído escuchar nunca hablar de él. Se quedó en casa de el viejo y durante los cinco meses que sobrevivió a la Nana lo apaciguó, lo tranquilizó e incluso hizo que sintiésemos algo de pena cuando se marcho a buscarla. No fue hasta más tarde cuando descubrimos algunas fotos en las que aparecían los dos: El abuelo y Don Eusebio estuvieron juntos en la guerra civil. Y entonces nos lo explicó.

- Tu abuelo tiene sus fantasmas y los míos. Yo nunca fui capaz de disparar. Podían haberme fusilado si lo hubiesen descubierto pero nadie llegó nunca a enterarse. Tú abuelo, al contrario, tenía puntería por los dos, y vista. Abatía a los soldados como si fuesen de juguete, con su fusil y el mío. A veces en la trinchera, de noche, cuando intentaba dormir volvían a su sueño. La mitad de esos fantasmas deberían ser míos. 

20/6/13

Teoría pelirroja.

Las pelirrojas no tienen tetas pero si un buen culo. 

J.P. Dixit.
En plena feria como verdad absoluta e "irreputable". Asentida tras cuatro casetas y muchas cervezas y copas.
Luego, por su puesto como toda regla, también están las excepciones.


17/6/13

...

La madre le acaricia la mejilla. Con un dedo se lleva una de esas lágrimas que le han salido como si fuese un manantial después de la visita. 
- ¿Has visto como no era nada?
La pequeña, que ya no llora, sigue haciendo mohines. Ella solo quería ver a su amiga. Decirle eso que le enseñó papá. Aunque esa palabra la aprendió el otro día y todavía no sabe muy bien que quiere decir. Ella, lo que quería de verdad, era que quería volver a jugar a las muñecas, decirle que Fernandito le había dado un beso en la mejilla el día que la seño los puso juntos en clase, que la tonta de Nuria se ha traído una carpeta de las Monsters Highs pero que es más fea que la tiene ella. Ella lo que quiere es darle la mano, y decirle que deje el hospital, que las clases son muy aburridas si no está, pero tiene poco tiempo y eso que dice papá de "echarla de poco" parece que es importante. Es eso lo que le dice a su amiga porque ahora dos son mayores, ya van a primaria, y pueden aguantar estar separadas aunque Carla se tenga que quedar en el hospital unos días más. 

12/6/13

Para el Curro.

"Hay días en los que, solo con ir a trabajar, 
pueden convertirse en una subida a los infiernos
o en un bajada al paraiso."

Bubo dixit.

(Si vale quizá es al revés pero es como lo siento.)


11/6/13

La Herencia.

En Baeza. Intentando dar una explicaión.

- Papá lo dejó bien clarito: Esta casa es para los dos. Cada uno heredará la mitad. Ahora no me vengas con que no podías imaginarte algo así. 

(P.D. Si no veis bien la fotografía, ampliadla. No tiene desperdicio el corte de la reja del balcón.)

Esta fué mi idea. Pero... ¿Qué se te ocurre a ti?

6/6/13

Verde que te quiero verde.


Vengo del parque. Antes, cuando digo antes digo el mes pasado, solía salir a correr y durante el trayecto, dos o tres vueltas como mucho cuatro, iba pensando en relatos. Cada zancada era parte de una microrelato, de un cuento, de una poesía o simplemente la descripción de alguien que pasaba cerca de mi carrera y me llamaba la atención.
Hoy, entrando en los primeros trescientos metros de carrera, no se me venía nada. Solo una palabra: VERDE. Pensé que mi síntexis de hablar poco, de los micros se había extralimitado mucho. Cuatrocientos metros y seguía con una sola palabra en la cabeza. No se si conocéis el parque Cruz Conde. A primera hora, cuando el sol aún no calienta de lleno, está precioso. Pero solo una palabra: VERDE. Entonces recordé el romance sonámbulo de Lorca. De pequeño me tuve que aprender de memoria la parte de los compadres subiendo y el verde de antes era ahora un verde que te quiero verde. Verde viento, verdes ramas. Verdes rosas, camino verde. Verde chándal, perros verdes. Verdes farolas que alumbran la mañana. Capotes de grana y oro con novilleros verdes. Fintas y boxeo, guantes rojos sobre fondo verde. Señoras con verdes deportivas y negro pelo verde. Acuarelas verdes en el césped de agua. Periquitos llorando en verde. Palmeras, albahaca, adelfas verdes. Culos y tatuajes verdes. Parque verde y verde alma que aún no aprende a distinguir colores. 






Verde que te quiero verde.
Verde viento. Verdes ramas.
El barco sobre la mar
y el caballo en la montaña.
Con la sombra en la cintura
ella sueña en su baranda,
verde carne, pelo verde,
con ojos de fría plata.
Verde que te quiero verde.
Bajo la luna gitana,
las cosas le están mirando
y ella no puede mirarlas.

*

Verde que te quiero verde.
Grandes estrellas de escarcha,
vienen con el pez de sombra
que abre el camino del alba.
La higuera frota su viento
con la lija de sus ramas,
y el monte, gato garduño,
eriza sus pitas agrias.
¿Pero quién vendrá? ¿Y por dónde...?
Ella sigue en su baranda,
verde carne, pelo verde,
soñando en la mar amarga.

*

Compadre, quiero cambiar
mi caballo por su casa,
mi montura por su espejo,
mi cuchillo por su manta.
Compadre, vengo sangrando,
desde los montes de Cabra.
Si yo pudiera, mocito,
ese trato se cerraba.
Pero yo ya no soy yo,
ni mi casa es ya mi casa.
Compadre, quiero morir
decentemente en mi cama.
De acero, si puede ser,
con las sábanas de holanda.
¿No ves la herida que tengo
desde el pecho a la garganta?
Trescientas rosas morenas
lleva tu pechera blanca.
Tu sangre rezuma y huele
alrededor de tu faja.
Pero yo ya no soy yo,
ni mi casa es ya mi casa.
Dejadme subir al menos
hasta las altas barandas,
dejadme subir, dejadme,
hasta las verdes barandas.
Barandales de la luna
por donde retumba el agua.

*

Ya suben los dos compadres
hacia las altas barandas.
Dejando un rastro de sangre.
Dejando un rastro de lágrimas.
Temblaban en los tejados
farolillos de hojalata.
Mil panderos de cristal,
herían la madrugada.

*

Verde que te quiero verde,
verde viento, verdes ramas.
Los dos compadres subieron.
El largo viento, dejaba
en la boca un raro gusto
de hiel, de menta y de albahaca.
¡Compadre! ¿Dónde está, dime?
¿Dónde está mi niña amarga?
¡Cuántas veces te esperó!
¡Cuántas veces te esperara,
cara fresca, negro pelo,
en esta verde baranda!
Quizá la foto no es lo que se esperaba.
Pero a mi me gustan todos los verdes. 

*

Sobre el rostro del aljibe
se mecía la gitana.
Verde carne, pelo verde,
con ojos de fría plata.
Un carámbano de luna
la sostiene sobre el agua.
La noche su puso íntima
como una pequeña plaza.
Guardias civiles borrachos,
en la puerta golpeaban.
Verde que te quiero verde.
Verde viento. Verdes ramas.
El barco sobre la mar.
Y el caballo en la montaña.

Federico García Lorca

Post-Operatorio

Fueran cuales fueran los resultados , declaró el enfermo tres días después de la operación, la actual terapéutica me parece muy inferior a la de los brujos, que sanaban con encantamientos y con bailes.

Adolfo Bioy Casares.

5/6/13

de cronopios y famas.

Ahora pasa que las tortugas son grandes admiradoras de la velocidad, como es natural. Las esperanzas lo saben, y no se preocupan. Los famas lo saben, y se burlan. Los cronopios lo saben; y cada vez que encuentran una tortuga, sacan de la caja de tizas de colores y sobre la redonda pizarra de la tortuga, dibujan una golondrina.

Julio Cortázar.

Pesca.

de Carlos MR Navarro

Ni siquiera tuvo que echar la red. 
La dejó colgando y ella sola se metió. 
Ahora era él quien había sido cazado. 

3/6/13

Rutinas.

La almohada le había aconsejado que rompiese su rutina y cuando se decidió se giró en la cama alargó el brazo pero ella era más rápida en sus decisiones y ya había desaparecido.